sábado, 13 de septiembre de 2008

Exaltación de la Santa Cruz - (Domingo XXIV del Tiempo Ordinario)


Esta fiesta se celebró por primera vez en el año 335 en Jerusalén. En el siglo VII pasa a Occidente, para conmemorar el hallazgo de la cruz en el año 628. En la actualidad, el motivo de la celebración se centra en el misterio de la cruz como lugar de la revelación del amor de Dios, que en la muerte de su Hijo manifiesta la salvación de los hombres. En esta cruz, contemplamos el escándalo de la injusticia, del pecado, de la muerte, que intentan destruir la vida, pero son vencidas por el amor de Dios.
PRIMERA LECTURA
Núm 21, 4-9
Lectura del libro de los Números.
En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!". Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano". Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano. Palabra de Dios.
SALMOSal 77, 1-2. 34-38
R. No olviden las proezas del Señor.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a él ansiosamente: recordaban que Dios era su roca, y el altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.
SEGUNDA LECTURA
Flp 2, 6-11
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor". Palabra de Dios.
EVANGELIO
Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". Palabra del Señor.
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Qué misterio más grande el de la Cruz. La cruz como signo del nuestro pecado, como lo fueron las serpientes en el desierto, frente al pueblo judío que se quejaba de Yahveh y continuaba a renegar de su Dios, el cual los había hecho salir de la esclavitud de Egipto.
En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano". “El Señor Dios, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor”.Pero “así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.Y así, Jesucristo, que era de condición divina, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor".
Sí, es por Jesús, por su cruz, que hemos sido redimidos, la cruz es signo de dolor, de renuncia y sufrimiento, y expresa nuestro dolor y también nuestros pecados con los cuales Él cargó. Pero también la cruz es signo de victoria, de la victoria de Jesús por nosotros sobre el pecado y sobre la muerte, sobre el demonio y sobre todo mal. Éste es el sentido por el cual celebramos la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.
Madre Teresa vivió y experimentó la sed de Jesús por nosotros, y le pidió que se diera totalmente y fundara las Hermanas Misioneras de la Caridad para aliviar la sed de Jesús por nosotros, sobre todo por los más pobres y abandonados de este mundo; para saciar también la sed de tantas personas que no tienen amor, que no sienten ni aman a Dios. Y cuando Madre Teresa se demoraba en llevar a cabo lo que Jesús le pedía, le decía: “Porqué no te entregas totalmente y llevas a cabo lo que te pido, Tú no moriste en la cruz, tú no derramaste tu sangre en la cruz, tu no sufriste el dolor de lo que significa darse totalmente por amor y no ser correspondido por los hombres, tú no sabes lo sediento que estoy del amor de los hombres y mujeres de este mundo…”
El Papa Juan Pablo II en su homilía sobre el inicio de la cuaresma, en el año 1993, hablaba de Jesús que desde la cruz nos dice: “Tengo sed”. No sed de agua, sino sed de ti, de mí y de toda la humanidad.
Jesús nos dice: “Tengo sed de ti, de tu amor, de tu fidelidad junto a mi cruz, ¡sed de ti! No sabes cuánto te amo y cuánto amor he dado por ti en la cruz, si supieras lo que experimenté en mi persona al dar la vida por ti en la cruz, si supieras cuánto te amo y cuánto te espero, si supieras cuánto deseo que vengas a mí, que estés conmigo y sacies mi sed de amor por ti. Si supieras todo esto, dejarías de lado el pecado, el egoísmo y todo lo que te aparta de mí, y te darías totalmente a mi y a tus hermanos por amor. Ama, ama y no te detengas en amar, con amor eterno, como yo te he amado y te amo desde toda la eternidad.
¡Yo te amo! ¿harías todo esto por mí?”

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