lunes, 29 de diciembre de 2008

LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ


DOMINGO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
Año B - Fiesta
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas: Gn 15,1-6; 21,1-3; Sal 104; Eb 11,8.11-12.17-19; Lc 2,22-40

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy la Iglesia nos invita a meditar sobre la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Las lecturas no hablan tanto de la familia, o de la Sagrada Familia, sino de actitudes diversas. Nos ponen el ejemplo de la Sagrada Familia, pero también de la familia de Abrahám, el Padre de la fe.
La primera lectura dice que Dios se dirigió a Abrahám, en una visión, donde le decía que no debía temer, que Él era su escudo y que de él nacería una descendencia tan grande como las estrellas del cielo o la arena del mar. Y así fue, por fe Abrahám creyó y obedeció; lo mismo Sara, su esposa, por fe llegó a ser madre del hijo prometido, el hijo de la descendencia.
Estos hermosos textos nos maestran una realidad que muchas veces se nos escapa de las manos, o si bien la conocemos, no llegamos a tomar conciencia. Y es que en la vida diaria, en la vida de familia, en lo cotidiano, hay una realidad de fe grande y profunda, donde Dios actúa de acuerdo a nuestra disponibilidad, así sucedió con Abrahám, con Sara, y con tanto personajes bíblicos y demás personas que supieron contemplar en sus vidas este aspecto.
Muchas veces pensamos que podemos manejar la realidad, y nos cansamos en ciertos momentos al no poder solucionar los problemas, al no poder ver los aspectos de la familia en total armonía, y por más que nos empeñamos, no lo logramos, por eso es necesario darnos cuenta de esto, y saber que la familia, los esposos, los hijos… son una realidad bendecida por Dios. Los hijos, por ejemplo, no son un derecho, son un regalo de Dios.
Pero el Evangelio nos deja otra enseñanza, pues María y José llevaron al recién nacido –Jesús- para presentralo en el templo, y María para hacer sus rituales de purificación. Todo esto nos habla de una familia que vive bajo la ley de Dios, que vive bajo su mirada, pero eso no es todo…
El testimonio de Simeón y de Ana, estos dos ancianos que esperaban la liberación de Israel, y vivían en la presencia de Dios, supieron descubrir en ese niño pequeño al Mesías esperado.
En el seno familiar, donde se desarrola, vive y crece cada miembro, es necesario contemplarla como lugar de la presencia de Dios, como un pequeño templo dedicado a Dios, sólo así cada miembro sabrá vivir desde Dios y descubrir en el otro su presencia, que crea comunión, más allá de los problemas y dificultades.
Hoy vivimos tiempos donde la familia poco a poco se va destruyendo, donde se vive bajo un mismo techo pero sin un punto de encuentro y de crecimiento verdadero, donde cada uno llega a veces a ser un desconocido para el otro, y así se crean distancias, desencuentros, peleas, separaciones… a tal punto que el diálogo no llega a existir más y todo queda a la deriva. Las consecuencias son destructivas.
Pero… ¡¿Qué podemos hacer por salvar a la FAMILIA?!
¿Qué hacer para que la familia entera crezca –como Jesús con los suyos- en fortaleza, sabiduría y en gracia de Dios?
La respuesta está en contemplar a la familia de Nazareth, en imitar quella virtudes que crean comunión y diálogo, en fortalecer los vínculos, en el respeto y la escucha, en fin, son tantos los medios, lo importante es que vivamos convencidos de ello y lo sepamos hacer realidad.
Que la Sagrada Familia bendiga a las familias de todo el mundo, en especial las que más sufren y se encuentran en dificultad.
Defendamos la familia, no nos dejemos vncer por el mal que la destruye, seamos motivo de edificación.
¡Muy felices fiestas en esta Navidad!

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Misa de Navidad


(Lecturas: Is 62,1-5; Sal 88; Hch 13,16-17.22-25; Mt 1,1-25)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hoy estamos a la espera del nacimiento de Jesús, y las lecturas nos invitan a meditar sobre este gran acontecimiento para toda la humnidad, para el universo entero.
Porque ha llegado el día de la promesa de Dios Padre, en que nos mandaría un Mesías salvador. Nosotros, caídos por el pecado, por nuestras rebeldías, no podíamos volver a Dios por nuestra incapacidad propia, por eso Dios nos envió a su propio Hijo Jesús encarnado en nuestra misma naturaleza para que fuera Él quien nos devolviera la dignidad de ser hijos en el Hijo de Dios.

Qué hermoso misterio este, en que el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano. Qué hermoso misterio de AMOR, el que el mismo Dios se diera a sí mismo para salvarnos de nuestra propia culpa. Cuánto amor experimenta por nosotros para dar este paso único enla historia de la humanidad: ¡el Dios encarnado!

Dios mismo estableció una Alianza, un pacto de amor con su pueblo, con la promesa de un descendiente de David –Jesús-. Bendito el pueblo –nosotros- que el Señor se ha elegido para hacer su morada y restablecer la justicia perdida. Para que caminemos en la luz de su rostro, como dice el Salmo 88, por que así el Señor conservará siempre su alianza, su amor fiel por nosotros, en su Hijo amado.
Entonces todas las gentes verán la justicia, y el Señor nos dará un nombre nuevo, seremos restituídos a su amor, y no seremos ya más “abandonados”, el Señor nos llamará su gloria y alegría, porque el Señor encontrará en nosotros su delicia.

Este “Dios con nosotros” viene a asumir nuestra carne, nuestra misma vida, nuestro pecado, por eso su venida es de redención, de un inmenso amor, y en su nacimiento, se refleja el AMOR de Dios en la ternura de un niño recién nacido.

No hay en la historia gesto más grande que este, el de un Dios hecho como nosotros para poder llevarnos a Él. Esto es signo de un gran amor por ti, por mí, por la humanidad entera.
Jesús no vino para facilitarnos la vida, o para quitarnos el sufrimiento, o para que vivamos despreocupados sin asumir nuestras responsabilidades o sin asumir responsablemente su Palabra… vino para enseñarnos a vivir, para que aprendiéramos a vivir como Él; vino para darle sentido a nuestras vidas, a nuestro dolor, a nuestras alegrías.

Y todo esto se ve con claridad, pues Jesús asumió la humanidad, su propia raza, aún en las cosas no tan buenas, es por eso que dos de los evangelistas nos presentan una larga lista de nombres de mujeres y de hombres, buenos y santos, pero también de pecadores y de no muy buena fama, porque no viene para borrar nuestra historia, para negar lo malo que hay en nosotros, o el pecado que nos esclaviza, viene para asumirla así, como es, en eso consiste la redención, porque como decían los Santos Padres: “Lo que no se asume, no se redime”.
Por eso, Jesús quiere que nosotros hagamos lo mismo que Él hizo, que asumamos nuestra propia historia, nuestra realidad, para que en ella descubramos la gracia, la salvación, y seamos capaces también nosotros de ser portadores y ser testimonio de la acción de Dios en nuestras vidas.

Qué hermoso gesto de amor de parte de Dios, que siendo pecadores, inmerecedores de su gracia, se haya abajado a nuestra condición humana para regalarnos su misma vida divina.

Por eso, que esta Navidad no pase desapercibida, que sea una verdadera Navidad, una verdadera fiesta para celebrar a Dios hecho niño, al Dios con nosotros, al Dios hecho carne.

"Que el Señor te bendiga y te proteja, haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su gracia, que te muestre su rostro y te conceda su paz".

¡¡Muy feliz Navidad y un año nuevo en el Señor para todos!!

sábado, 20 de diciembre de 2008

IV DOMINGO DE ADVIENTO Año B


LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura 2 Sam 7, 1-5.8b-12.14a.16
Salmo Responsorial Salmo 88
Segunda Lectura Rm 16, 25-27
Evangelio Lc 1, 26-38
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Queridos hermanos y hermanas en Cristo, creo que este último domingo de Adviento es un buen motivo para cantar “eternamente el amor del Señor”, pues el misterio de salvación que estaba oculto en el silencio por siglos y siglos, ha sido revelado, “manifestado antes por los escritos de los Profetas, por orden de Dios, anunciado a todas las gentes, para que alcanzaran a Dios por la obediencia de la fe, por medio de Jesucristo”. Éste es el anuncio central de este domingo que nos prepara a la celebración inmediata del Nacimiento de Jesús.
Este anuncio de su nacimiento debe llenarnos de alegría, por la esperanza puesta en este Niño que viene a nacer en nuestra misma carne, hecho hombre y Dios verdadero.
Nos alegramos con María, pues gracias a su ¡Sí! dado al Padre Dios abrió la posibilidad de esta encarnación del Hijo de Dios.
Junto con esta alegría por la esperanza que nos trae esta gran fiesta, podemos adoptar la actitud de María, pues… ¿de qué sirve celebrar la Navidad si nuestros corazones no están adecuadamente preparados para recibir esta gracia, este gran don del amor de Dios?
He aquí el ejemplo de María que debemos seguir, que debemos asumir e imitar:
Cuando el Arcángel Gabriel saluda a María para darle la noticia de que sería la Madre de Dios, le dice: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Es decir, esto que sucedió a María no fue una cosa improvisada, repentina, sino que María, antes de recibir este anuncio ya había concebido a Dios en su corazón, era llena de gracia porque Dios ya habitaba en ella. Su ¡Sí! dado a Dios estaba ya dado desde antes.
Sólo podremos prepararnos bien para esta Navidad –y para la vida- si disponemos nuestro corazón para poder recibirlo. Esta elección de vida se ve en las opciones concretas de la vida, como María, en su disponibilidad al poyecto de Dios, en su relación con la humanidad, dando su aceptación para que el Mesías viniera al mundo y nos redimiera.
¿Qué podemos hacer para que esta Navidad no pase como una más de nuestra vida?
Primero que nada, centrarnos en el gran misterio de la encarnación, viviendo encarnados en nuestra realidad, siendo concientes de nuestra necesidad de Dios, y siendo concientes de que el Señor no confía una misión, aceptar su proyecto de construir el Reino de Dios aquí en la tierra, comenzando por nosotros mismos y nuestros seres más cercanos, como nuestra familia y amigos y disponernos también a ayudar al prójimo que nos necesita.
Así, cuando veamos en este mundo injusticias, niños que mueren de hambre o por maltrato, las guerras y conflictos… no nos quejemos de ello, Dios nos ha puesto en este mundo para los demás, para que cada uno de su ¡Sí! firme y decidido a colaborar con un mundo mejor, con el Reino de Dios.
Les deseo una hermosa preparación de corazón a esta Navidad.
Señor, Dios mío, “se cumpla en mí según has dicho”. Amén.

sábado, 13 de diciembre de 2008

III DOMINGO DE ADVIENTO Año B



LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura Is 61, 1-2.10-11
Salmo Responsorial Lc 1, 46-54
Segunda Lectura 1 Ts 5, 16-24
Evangelio Jn 1, 6-8. 19-28
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Queridos hermanos y hermanas en el Señor, en este 3° domingo de Adviento las lecturas nos hablan de Juan el Bautista, directa o indirectamente, y sobre lo que significa aceptar y adoptar la invitación del Señor.
El Evangelio nos dice cuál es el testimonio de Juan el Bautista cuando los Judíos lo interrogan: “Tú, ¿quién eres?... ¿Qué dices de tí mismo?” -y él respondió-: “Yo soy la voz que clama en el desierto. Enderecen los caminos del Señor, como dice el profeta Isaías”.

“Porque en medio de ustedes hay uno que no conocen, aquél que viene detrás de mí, a quien no soy digno de desatar la correa de su sandalia”.
Sabe muy bien cuál es su rol, cuál es la misión confiada por Dios. Esta misma es la misión que nos confía Dios en el mundo, pues todos somos invitados a preparar los caminos del Señor convirtiéndonos y anunciando a los demás el mensaje de salvación.
Nos viene bien escuchar el mensaje que nos deja San Pablo en su carta a los cristianos de Tesalónica: “No apaguen el Espíritu… juzguen cada cosa y quédense con lo que es bueno. Absténganse de todo tipo de mal. Que el Dios de la paz los santifique totalmente, y toda la persona, espíritu, alma y cuerpo, se conserven irreprensibles para la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Digno de fe es aquél que los llama: ¡él hará todo esto!”

Por un lado se nos invita a preparar los caminos, a través de la conversión, no dejando que se apague el Espíritu en nosotros, confiando en la acción de Dios más allá de nuestras debilidades; y por otro lado se nos invita a imitar la acción del Bautista: ¡ser voz que clama, que anuncia la venida del Salvador! Sabiendo que no somos nosotros el mesías, sino simplemente instrumentos de Dios. Por tanto, la llamada de las lecturas de este domingo es doble, en el sentido de que mientras nos preparamos para la venida de Jesús, también anunciamos –y debemos hacerlo, porque un deseo del Amor es para nosotros obediencia de vida- con nuestra vida, con nuestro testimonio y nuestra voz la inminente venida de Jesús, como juez y salvador de la humanidad.

Pero en este dar testimonio de Jesús, de ser “voz que clama en el desierto”, no debemos tener miedo ni vergüenza, pues –como lo dice el profeta Isaías-: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado con la unción –el bautismo-; me ha mandado a llevar el alegre anuncio a los pobres, a vendar los corazones heridos; a pregonar a los cautivos la liberación, y a los esclavos la libertad; a promulgar un año de gracia del Señor…”.
Por tanto, este anuncio debe ser convencido, desde adentro del corazón –de ahí la necesidad de convertirnos- sabiendo que es algo que nos pide Dios, y para ello nos ha elegido y nos da la gracia para llevarlo a cabo, pues Él llama a los que quiere y da su gracia para ello.

Así, reconociendo esta hermosa misión a la cual el Señor nos llama, podremos decir junto con Isaías y la Virgen María: “Yo gozo plenamente en el Señor, mi alma exulta en mi Dios, porque me ha revestido de su salvación, y me ha envuelto en un manto de justicia… Porque así como la tierra produce sus frutos… así el Señor hará germinar la justicia y la paz ante todos los pueblos”.

¡Ánimo queridos hermanos y hermanas, no nos dejemos vencer por el mal de este mundo, por las injusticias y las atrocidades que se cometen día a día en la sociedad a través de diversos modos, reaccionemos ante el anuncio de la venida de Jesús, y seamos también nosotros sus precursores, comenzando por nosotros mismos en nuestra conversión, preparando el camino para su venida!

lunes, 8 de diciembre de 2008

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


Hoy celebramos con toda la Iglesia la solemne fiesta de la inmaculada concepción de María. Es decir, el milagro de la concepción inmaculada de María en el vientre de su madre Ana.
Muchas veces confundimos esta fiesta con la concepción inmaculada de María al recibir a Jesús en su seno, en cambio, esta fiesta nos habla de que María fue concebida sin pecado alguno, sin pecado original ya en el vientre materno de su madre Ana.
Y esto ¿por qué?
Porque era éste el designio de Dios sobre María en previsión de que sería Ella la Madre de Jesús, es decir, María es preservada de toda mancha original ya en su misma concepción, en atención a los méritos de su Hijo Jesús, porque de Ella nacería el Salvador, Jesús.
Hoy es un día especial para preguntarnos ¿qué lugar ocupa María en nuestra vida? ¿quién es María en mi vida? ¿qué sentido tiene celebrar esta solemnidad para mí? y así podríamos hacernos muchas más peguntas para profundizar sobre la figura de nuestra Madre.
Hoy en día, en la sociedad en que vivimos, donde los valores verdaderos se van perdiendo, donde se pone todo en duda y hasta se hace burla de lo que es sagrado, es necesario volver a preguntarnos por el significado que tiene María para mí.
Celebrarla significa imitarla, para imitarla es necesario conocerla, y para conocerla es necesario ir a las Sagradas Escrituras, pues ya en el Antiguo Testamento hay textos que nos hablan de Ella, de su figura, de su maternidad divina, de su pureza. Los Santos Padres han sabido hacer una lectura veterotestamentaria de María purísima, como sucede en el texto de la zarza ardiente que arde y no se consume, y ante la cual Moisés queda maravillado, imagen de la pureza y de la virginidad de María.
Para comenzar a imitar a María en su entrega, en su Sí al Señor, hace falta adoptar su actitud de escucha, de silencio y acogida a la Palabra de Dios.
Que esta solemnidad, que se encuentra en medio del Adviento, nos ayude a crecer en el amor a María, en su amor maternal, en la solicitud por cumplir la voluntad de Dios, pues ya falta poco para su venida, para su nacimiento.
Que María sea el camino que nos lleve a Jesús.
Dejémonos llenar del amor de nuestra Madre, que llena de gracia, llena del AMOR, nos hace entrar en la contemplación de la encarnación del Hijo de Dios, y en la redención de nuestra débil humanidad.
Que este día nos ayude a “AMAR AL AMADO”, y que la contemplación de María nos ayude a contemplar al Amor (Jesús) que se da por entero a nosotros, asumiendo nuestra carne para que nosotros lleguemos a Dios.
¡Feliz fiesta de la Inmaculada Concepción de María!
Y ¡feliz continuación del Adviento!

domingo, 7 de diciembre de 2008

II DOMINGO DE ADVIENTO Año B


COMENTARIO A LAS LECTURAS
Lecturas: Is 40,1-5.9-11; Sal 84; 2 Pt 3,8-14; Mc 1,1-8
Queridos amigos en Jesús, este Domingo II° de Adviento la Iglesia nos regala unos hermosos textos para reflexionar sobre nuestra vida y la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo. San Pedro, en la segunda lectura nos habla de vivir en santidad, santidad expresada en la vida, en nuestra conducta, en nuestra oración… mientras esperamos la venida del “Día del Señor”.
Pues de hecho, según su promesa, esperiamo nuevos cielos y tierra nueva, donde habita la justicia. Por esto, rientra esperiamo seste evento del Señor, hagamos tod lo posible para que Dios nos encuentre en paz, sin culpa ni mancha.
Pero para vivir en paz, libres de pecado debemos vivir una vida comprometida con el Evanglio, con la voluntad de Dios. Y Él nos pide –en la lectura del profeta Isaías- que seamos consuelo de su pueblo, que hablemos al corazón de su pueblo, es más, que ¡gritemos! que ya viene la salvación, el perdón de los pecados, pero para esto nos pide que adoptemos la actitud de Juan el Bautista, él fue su mensajero en aquél tiempo, y hoy nos toca a nosotros cumplir este rol, Dios mismo nos invita a cada uno para cumplir la hermosa misión de ser apóstoles unos de otros y prepara los caminos de la conversión y la redención. Esta misión viene de Dios, y es Él quien nos da la fuerza para llevarla a cabo. Juan el Bautista era la “Voz que clama en el desierto”, hoy también se cumple esto, pues debemos ser “Voz” que grita en el desierto del corazón del hombre, de cada hombre y cada mujer de este mundo, de nuestros amigos, familiares y conocidos, y aún de aquellos que no conocemos. Misión difícil para una sociedad como la de hoy, pero no nos olvidemos, una vez más, que es Dios quien nos manda y capacita para esta misión. Estamos llamados a preparar los caminos, allanar los senderos, convertir nuestros corazones y ayudar a convertirse a los demás, dejar de lado nuestra vida de pecado para amar de verdad.
Pero aún más, el Señor, en la primera lectura, del profeta Isaías, pide que: “Consuelen, consuelen a mi pueblo. Háblenle a su corazón” y “griten”, “anuncien”, “digan a alta voz que su culpa ha sido perdonada por el Señor”.
Entonces, Dios nos pide que seamos consuelo para los demás, consuelo para su pueblo, pues Él mismo nos da palabras de consolación, pues por su amor misericordioso perdona nuestros pecados.
Hoy, en una sociedad un tanto desarmada y castigada por el hedonismo, por el narcisimo, por la injusticia y la corrupción, por las desuniones familiares, por la marginación, etc. es necesario recibir el consuelo de Dios que “como un pastor apacienta su rebaño y lo reúne con su brazo; lleva en brazos a los más pequeños y los estrecha contra su pecho, y conduce dulcemente a las ovejas madre”. Pero no debemos quedarnos en la búsqueda y en la necesidad de sus consuelos, sino BUSCAR AL DIOS DE LOS CONSUELOS, de otro modo, arriesgamos de perdernos en su búsqueda pensando que Él es el “mago” que solucionará nuestra vida y nuestros problemas.
El mensaje de este domingo II de Adviento es muy claro, y la figura de Juan el Bautista nos lo dice: «Viene después de mi uno que es más fuerte que yo, de quien no soy digno de inclinarme para desatar la correa de sus sandalias. Yo bautizo con agua, pero Él los bautizará en el Espíritu Santo».
Esta es la última invitación, ser como Juan el Bautista. Preparémonos, pues a la venida de Jesús, teniendo un corazón bien dispuesto para recibirlo cuando Él venga.

domingo, 30 de noviembre de 2008

I DOMINGO DE ADVIENTO Año B


LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura Is 63, 16b-17.19b; 64, 2-7
Salmo Responsorial - Salmo 79
Segunda Lectura 1 Cor 1, 3-9
Evangelio Mc 13, 33-37
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Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, con este Primer Domingo de Adviento comenzamos un camino de preparación y de conversión en la espera de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, tanto en su segunda venida como rey glorioso como en su primera venida, en la debilidad y fragilidad de nuestra carne en Belén; como dice el prefacio de la Misa de hoy: “A su primera venida en la humildad de nuestra naturaleza humana él llevó a cabo la antigua promesa, y nos abrió el camino de la eterna salvación. Vendrá de nuevo en el resplandor de la gloria, y nos llamará a poseer el Reino prometido que ahora osamos esperar en vigilante espera”.
Las lecturas de este domingo hacen hincapié sobre el “vigilar”.
Jesús pone un pequeño ejemplo para darnos a entender en qué consiste este estar vigilantes: "Tengan cuidado, velen, porque no saben cuándo será el momento. Velen pues, ustedes no saben cuándo el dueño de casa volverá, si por la tarde o a medianoche o al canto del gallo o a por la mañana; hagan de tal modo que, llegando él de improviso, no los encuentre dormidos. Lo que a les digo a ustedes, lo digo a todos: Velen!".
En Cristo Jesús hemos sido enriquecidos con regalos o dones, el de su Palabra y aquel de poder conocerlo. Dios es nuestro Padre, nosotros somos arcilla y Él es quien nos plasma, todo nosotros somos obra de tus manos. Él conoce bien de qué estamos hechos, por eso no ha dado estos dones para que podamos tener el testimonio de Cristo, y conociéndolo, podamos establecernos en Él tan firmemente que no falte ningún carisma para la manifestación de nuestro Señor Jesucristo (como dice San Pablo en 1 Cor 1, 3-9).
Pero en la realidad de nuestras vidas, de nuestra sociedad, en la realidad de este mundo, ¡estamos tan lejos de este ideal! Que muchas veces el mal que existe y que nos rodea nos desanima, nos cuestiona y hasta a veces nos llega a cambiar la vida para mal de los males.
Por eso gritamos con el salmista: “Tú, pastor de Israel, escucha… guarda desde el cielo y mira, ven a visitar esta, tu viña que tu derecha ha plantado, protégela, y de Ti jamás nos alejaremos, danos vida y nosotros invocaremos tu nombre”.
Junto con el profeta Isaías te decimos: “Vuelve por amor de tus siervos, por amor de tus hijos, de tu herencia, porque tú ayudas los que practican con alegría la justicia y se acuerdan de tus caminos”.
“Tú te has irritado porque hemos pecado contra ti y hemos sido rebeldes a tu voluntad. Nos hemos vuelto una cosa impura, y como paño inmundo son todos nuestros actos de justicia”.
Porque en este mundo en que vivimos “nadie invoca tu Nombre” Señor.
Es por eso que la llamada de Jesús para nosotros -en este tiempo de espera y de esperanza por su venida y por su redención-, es una llamada a la vigilancia, a estar atentos y despiertos para cuando Él llegue, pues ninguno sabe cuándo será este momento.
No significa que adoptemos actitudes de desesperación o de misticismos trasnochados… que no sirven a nada, pues duran un tiempo y luego desaparecen, pues lo que los mueve no es una verdadera conversión sino el miedo a la condenación eterna.
Podemos preguntarnos, personamente, ¿qué significa para mí el adviento? ¿qué significa para mí esperar en Jesús, a su venida? Y… ¿por qué no?, ¿qué significa para mí que Jesús venga a mi vida, entre en mi vida, y si realmente lo quiero dejar entrar?
¿Qué sería para mí el presentarme ante Dios, con toda mi vida? ¿Me sentiría pronto a partir y al encuentro definitivo con Él?
La cuestión no está en preparanos AHORA, porque llega el adviento, sino en ESTAR SIEMPRE PREPARADOS, pues Jesús ya ha venido y está presente cada día, a cada instante, en mi vida y en la de los demás, sólo hay que saber descubrirlo en mí y en los demás, pues Él pasa y deja su huella.
Si buscáramos de esforzarnos por vivir en un modo más humano y cristiano, según la propuesta de Jesús; si abriéramos nuestro corazón a sus llamados, a sus visitas, podríamos estar más atentos a cómo vivimos y a desear convertirnos, cambiar de vida.
Que este esperar se traduzca en gestos concretos hacia ti mismo y hacia los demás, no desaproveches las oportunidades que Jesús te da, Él te ama con amor eterno, conoce tus miserias y debilidades, pero quiere que seas fuerte, con Su fuerza. Déjate llenar de su amor para poder convertir tu corazón a Él, es la mejor manera de esperar su venida, y el mejor modo de ser su discípulo.
Pues si es así, “Él nos hará firmes hasta al final, e irreprensibles en el día de Nuestro Señor Jesucristo”.
¡Feliz inicio de este camino de conversión y de espera gozosa en la venida de Jesús!
¡Maranathá! ¡Marana-thá!

sábado, 22 de noviembre de 2008

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY


LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura Ez 34,11-12.15-17
Salmo Responsoriale Salmo 22
Segunda Lectura 1 Cor 15,20-26a.28
Evangelio Mt 25,31-46
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Con la solemnidad de Cristo Rey del Universo llegamos a la culminación de un año litúrgico.
Cristo es el culmen y la fuente de nuestra vida cristiana, es por eso que en Él seremos juzgados.
Es sobre esto que nos hablan las lecturas de hoy. Pero frente a este juicio no debemos temer, lo que debemos temer e sobre cómo llevamos nuestras vidas, sobre si en verdad vivimos coherentemente nuestra elección de cristianos, nuestra opción por Cristo.
Son duras las palabras que Jesús dirige en la imagen del juicio final: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria… se sentará sobre su trono de gloria. Delante de Él serán reunidos todos los pueblos. Él los separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras….
Entonces dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, reciban en herencia el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era extranjero y me acogieron, desnudo y me vistieron, enfermo y me vinieron a ver, en la cárcel y me visitaron”.
“…En verdad les digo: todo lo que han hecho a uno solo de estos, mis hermanos más pequeños, lo han hecho a mí”.
…Luego también dirá a los de la izquierda: “Fuera, lejos de mí, malditos, en el fuego eterno. En verdad les digo: todo lo que no han hecho a uno solo de estos más pequeños, no lo han hecho a mí”.
Es duro este relato, da una fuerte impresión al de Jesús, como juez de las naciones; y hasta suena un poco injusto, pues tanto los primeros como los segundos, no sabían que estaban haciéndolo –o no- por Él en la medida que ayudaban a uno de estos “pequeños”. La condena de Jesús va en la línea de la caridad expresada y vivida en obras concretas hacia el prójimo, en ningún momento reprocha por no creer en Él, su discurso es sobre las obras de caridad.
Jesús nos enseña también en otros pasajes del Evangelio que no debemos temer a este momento, y esto porque nos muestra el camino para vivir en profundidad la adhesión a Él.
Es Él quien nos busca, quien nos llama y custodia con amor, más allá de nuestros extravíos, de nuestras terquedades y pecados. Nos sigue llamando de mil maneras porque nos ama; nos atiende como un pastor a su rebaño, porque así nos dice el Señor:
“Yo mismo buscaré mis ovejas y las apacentaré… las reuniré de todos los lugares donde fueron dispersadas en los días nublados y de oscuridad…. Iré en busca de la oveja perdida y reconduciré al redil aquella extraviada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, tendré cura de la gorda y la fuerte; las apacentaré con justicia”.
Es Jesús quien nos busca día a día para que no nos extraviemos, para que sigamos sus pasos, escuchemos sus palabras y lo sigamos.
Por eso no debo temer ningún mal, porque “Él es mi pastor: nada me puede faltar. Asegura mi alma, me conduce por el justo camino… Sí, su bondad y fidelidad me acompañan todos los días de mi vida”. Si vivimos así, en unión con Él, no podemos no ser sensibles a las necesidades de los demás, y creceremos cada vez más en la caridad perfecta. Entonces… ¿qué hay que temer, si vivimos unidos a Él?
Así, la muerte o el momento del juicio final será para nosotros un momento de gloria y de encuentro definitivo con el Aamado, con el Pastor, pues “hermanos, Cristo ha resucitado de entre los muertos...” Por eso “es necesario que Él reine hasta que haya puesto todo los enemigos bajo sus pies. El último enemigo a ser destruido será la muerte. Y cuando todo le haya sido sometido, también él, el Hijo, será sometido al Padre que le ha sometido cada cosa, para Dios sea todo en todo”.
La clave no está en como será el Juicio Final, sino en cómo vivimos nuestra vida de crisitanos comprometidos en la caridad; está en cómo nos dejamos conducir por el Pastor –Jesús- para que no caigamos, para que no nos perdamos o nos alejemos. “Cada cosa que hacemos en este mundo resuena en la eternidad”.
Hermanos, dejémonos conducir por el Pastor Eterno, siendo coherentes en nuestra vida cristiana, obrando en la caridad, como Jesús nos enseñó. Amén.

Fiesta de Santa Cecilia, patrona de la música


Cecilia es venerada como santa de la Iglesia católica, mártir de Roma en el siglo III bajo Marco Aurelio. Su culto es muy popular ya que Cecilia es la patrona de la música.

SU VIDA
Según la tradición, Cecilia habría nacido de una noble familia romana. Casada con Valeriano, le habría comunicado su voto de perpetua virginidad, convirtiendo al cristianismo al marido junto al hermano de él, Tiburzio. Después de la muerte de Valeriano, el Prefecto de la ciudad, Almachio, la habría hecho encarcelar y por lo tanto decapitar. Cecilia vino enterrada en las catacumbas de San Callisto.

EL CULTO
En el año 821 sus reliquias fueron transportadas por Papa Pascual I en la iglesia de Santa Cecilia en Trastevere.
En el 1599, durante las restauraciones de la basílica ordenadas por el cardenal Paolo Emilio Sfondrati con ocasión del próximo Jubileo del 1600, fue hallado un sarcófago con el cuerpo de Cecilia en óptimo estado de conservación.
Entonces el cardenal le encargó a Stefano Maderno (1566-1636) una estatua que reprodujera el aspecto y la posición del cuerpo de Cecilia tal como fue encontrado, estatua que hoy se encuentra bajo el altar central de la iglesia.

PATRONA DE LA MÚSICA
Es al cuánto incierto el motivo por cuyo Cecilia se habría convertido en patrona de la música. En realidad, un explícito enlace entre Cecilia y la música es documentado solamente a partir de la tardía Edad Media.
La explicación más creíble parece ser la de una errada interpretación de la antífona de entrada de la Misa en la fiesta de la santa, y no como a veces se afirma, de una pieza de la “Passio”. El texto de tal canto en latín sería: "Cantantibus organis, Cecilia virgo in corde suo soli Domino decantabat dicens: fiat Domine cor meum et corpus meum inmaculatum ut non confundar" ("Mientras tocaron los instrumentos musicales (?), la virgen Cecilia cantó solamente en su corazón para Dios, diciendo: Señor, mi corazón y mi cuerpo estén inmaculados para que yo no sea confundida"). Para dar un sentido al texto, tradicionalmente se lo refirió al banquete de bodas de Cecilia: mientras los instrumentos musicales, profanos, tocaron, Cecilia le cantó interiormente a Dios. De aquí el paso a una interpretación aún más malentendida fue fácil: “Cecilia le cantó a Dios... con el acompañamiento del órgano! Se empezó así, a partir del siglo XV, a representar a la santa con un pequeño órgano.
En realidad los códigos más antiguos no reconducen esta lección de la antífona. Los "órganos", por lo tanto, no serían para nada orquestas musicales, sino los instrumentos de tortura, y la antífona describiría a Cecilia que "entre los instrumentos de tortura incandescente, le cantó a Dios en su corazón". La antífona no se referiría pues al banquete de bodas, sino al momento del martirio.

¡Feliz día de la música y felicidades a los que son músicos o se dedican al canto!
Para Don Bosco y la tradición salesiana este día tiene mucha importancia, pues en el Oratorio de Valdocco (y después en cada obra salesiana) era motivo de fiesta y de bellas academias bien preparadas, pues: “Una casa sin música es como un cuerpo sin alma” –decía Don Bosco-.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario


LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura Pr 31,10-13.19-20.30-31
Salmo Responsorial Salmo 127
Segunda Lectura 1 Ts 5,1-6
Evangelio Mt 25,14-30

Comentario a las lecturas:
Estamos llegando al final del año litúrgico que concluirá con la solemnidad de Cristo Rey.
Las lecturas nos presentan en cierta manera el final de los tiempos, como lo dice San Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Respecto al tiempo y al momento, hermanos no hay necesidad de que les escriba; de hecho saben bien que el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche…
Pero ustedes no vivan en la tinieblas, así aquel día no los sorprenda como un ladrón. Seamos todos hijos de la luz e hijos del día… No durmamos como los demás, sino que vigilemos y estemos sobrios”.
Jesús nos enseña cómo estar atentos a su venida inesperada mediante esta parábola llamada de los “talentos”. En ella se nos habla fe aquello que sucede a quienes no son capaces de hacer fructificar los dones recibidos, en este caso llamados talentos.
Este hombre, que parece ser un hombre rico y de importante rango, reparte a sus servidores “sus bienes”, es decir, le scomparte y les encarga sus propios valores, su propia riqueza, en cierto modo (como se verá después) les comparte y comunica su propia vida.
A CADA UNO LE DA SEGÚN SU PROPIA CAPACIDAD, dice la parábola, por eso uno recibe cinco talentos, otro dos, y el último uno.
Dice que inmediatamente, el que había recibido cinco se puso en acción para tacerlo producir, lo mismo el segundo, no así el tercero, que lo fue a esconder en la tierra.
El problema es cuando vuelve el Patrón para ver cuánto han sabido producir de acuerdo a lo que les ha dado, todos producen según su capacidad, menos el último.
Los que han hecho producir los talentos son premiados por este Señor y reciben un encargo mayor, porque han sido FIELES EN LO POCO que se les encomendó, y por eso SON INVITADOS A TOMAR PARTE DEL GOZO DE SU SEÑOR. No será así con el tercero, que sabiendo que su Señor es un hombre exigente, dejó escondido su talento en la tierra sin que produzca fruto. Tuvo miedo –dice- y por eso lo escondió.
Las palabras dirigidas a él no son las mismas, lo trata de “siervo malvado y perezoso“, pues sabía bien de la exigencia de su Patrón, y sin embargo no hizo nada por producir frutos.
Y al final, la suerte de este siervo serán las tinieblas, donde hay llanto y rechinar de dientes.
Ciertamente esta parábola no se refiere solamente a “los talentos” que cada uno tiene, sino -en general- a la vida que Dios nos regala a cada uno. Es la gracia que Dios nos concede a cada uno y que nos “reparte” sabiendo nuestra propia capacidad de hacer fructificar aqullo que nos concede en su bondad y misericordia. Pero el problema está en que esto que Dios nos regala debe crecer, dar fruto. Es decir, este don exige de nosotros una responsabilidad, que es la de hacerlo crecer.
En nuestra vida, muchas veces obramos por amor, y eso nos da la alegría de sentirnos plenos (es la plenitud del “Patrón”, que nos hace sentir anticipadamente su misma vida de gracia, su misma vida divina); pero… otras veces obramos por temor, o más bien, no obramos, pecamos de omisión al no darnos cuenta del don recibido, al no sentirnos partícipes de este don. Pecamos de omisión por temor, por vanidad, por egoísmo, etc., y al final no producimos frutos. No llegamos a ser fieles en lo poco que Dios nos confía, y eso mismo nos trae otros pecados, otros sinsabores, otras situaciones que nos dejan paralizados, pues no hemos llegado a experimentar el amor de Dios en nosotros, y entonces no llegamos a ser concientes de este GRAN don que Él nos concede para hacerlo producir en nuestra vida y a través de ella.
Ser fieles en lo poco, significa reconocer lo que Dios nos confía para hacerlo producir aún más, para hacer crecer esta gracia de Dios en nosotros y en los demás.
Ser fieles en lo poco, significa estar atentos, en tensión hacia Dios, siempre atentos y en espera de su venida (cotidiana y al final de los tiempos) para gozar de su misma vida divina en plenitud.
Que sepamos reconocer todo aquello que Dios nos confía: talentos, dones, gracias, favores, trabajo, familia, etc., etc., para que en el amor y con amor, sepamos hacerlos crecer y fructificar, y así, día a día, gozar un poco más de la misma vida divina de nuestro Señor. Amén.

domingo, 9 de noviembre de 2008

9 de Noviembre Dedicación de la Basílica de Letrán (CATEDRAL DE ROMA)


Reflexión:
El Palacio de Letrán, propiedad de la familia imperial, se convirtió en el siglo IV, residencia oficial del Papa. La basílica adyacente, dedicado al “Divino Salvador”, fue la primera catedral en el mundo, donde se celebran bautismos especialmente en la noche de Pascua. También dedicada a dos santos Juan el Bautista y Juan Evangelista, durante mucho tiempo se consideró la Madre Iglesia de Roma y organizó reuniones de los cinco grandes consejos ecuménicos.
Iglesias de todo el mundo, se unión hoy a la Iglesia de Roma.
En cada edificio-iglesia dedicado a Dios se celebra como "misterio de la salvación" que hace maravillas en María, los ángeles y los santos.
La Palabra se hizo carne, y ha plantado su tienda entre nosotros (cf. Jn 1:14). Cristo está presente en su Iglesia es la Cabeza. Las iglesias-edificio son un signo de la presencia de que es Cristo el que habla, se da a sí mismo como alimento, preside la comunidad reunida en la oración, “sigue con nosotros para siempre” (SC 7).
"El templo como una figura de la Iglesia (cf. LG 6) es un reclamo a la comunidad y comunión. Como edificio, todos los miembros de la Iglesia "comunidad de fe, esperanza y amor "(LG 8) debemos vivir y trabajar en una sincera y constante comunión y solidaridad".
Hoy en día, ¿qué sentido tiene, para nosotros cristianos, el celebrar la fiseta de la dedicación de una Iglesia, de un edificio consagrado al culto a Dios y a la santificación de las almas?
Estamos asistiendo a un evento triste, y es que las iglesias se ven cada vez más despobladas de gente, sobre todo en lo que se refiere a la celebración de la Eucaristía dominical. ¿Será que hay menos sensibilidad religiosa y espiritual? Puede ser, pero por otra parte estamos viendo que la gente busca y busca, se interesa por otras religiones, y descuida la suya propia. ¿No será esto un problema de los pastores que deben velar por el rebaño? O, ¿no será que la vivencia del bautismo de los cristianos se ha convertido en algo efímero, sin sentido, en un evento social como está pasando con el resto de los sacramentos? Creo que hay un poco de todo esto, no se puede echar culpa a la “Iglesia” pues somos todos, TODOS los bautizados somos IGLESIA y somos todos responsables de nuestra vida religiosa y espiritual y también de la de los demás, pues mi vida, mi vivencia y testimonio de la fe influyen en la vida de los demás. Cuántas veces sentimos: “No voy a Misa porque no quiero ser falso e hipócrita como muchos que van y luego hacen de sus vidas todo lo contrario”.
Ciertamente esto no es un pretexto para no participar de la Misa dominical y de loos sacramentos, pero ocurre que debemos mirar un poco más adentro de nosotros mismos y ser más sinceros, y comprometernos a vivir en profundidad nuestra FE.
¿Cuántos de nosotros ha leído o estudiado el catecismo? ¿Cuántos de nosotros lee y medita la Biblia?... ¿Cuántos de nosotros vive una vida armónica y unida, viviendo como verdaderos cristianos en este mundo, como “buenos cristianos y honrados ciudadanos”?
Sucede que es más fácil echar la culpa a los otros, a los pastores, al os que intentan vivir su fe, etc… en vez de esforzarme yo mismo por vivirla con responsabilidad y seriedad, con compromiso y realismo, con coraje y testimoniándola siempre y en todo lugar.
Creo que si no cambiamos de actitud, nunca creceremos como verdaderso Hijos de Dios por el Espíritu.
Que la celebración de esta fiesta de la Catedral de Roma sea para nosotros un dejarnos interrogar por Dios a cerca de cómo estamos viviendo nuestra FE cristiana y católica.
Pidamos al Señor la gracia de ser concientes de nuestra debilidad y de dejarnos guiar y transformar por Él, a fin de que lleguemos a ser verdaderos cristianos comprometidos con nuestra Iglesia, la Iglesia de Cristo y de la cual somos miembros, y comprometidos con el mundo actual en que vivimos, siendo testigos y testimonio de Dios en esta tierra. Amén.

miércoles, 29 de octubre de 2008

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO Año A


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura Ex 22,20-26
Salmo Responsorial Salmo 17
Segunda Lectura 1 Tes 1,5c-10
Evangelio Mt 22,34-40

COMENTARIO A LA PALABRA DE DIOS:

Una vez mas Jesús es interrogado y puesto a prueba por un doctor de la Ley, alguien que conocía muy bien la Ley porque era un estudioso de ella. La pregunta que la hace a Jesús es un poco difícil si se tiene en cuenta la cantidad de preceptos y leyes que debían cumplir y aplicar los judíos. Pero Jesús no da rodeos, va directamente a la médula, a lo esencial de la Ley, el amor total y pleno de toda la persona hacia Dios, y el amor a Dios traducido en amor a uno mismo como al prójimo. De estas dos prescripciones dependen el resto, ellas dos sotienen la Ley y los Profetas. Este amor no viene sino de Dios mismo, que es el que habla a su pueblo con claridad dando normas concretas de cómo comportarse en este amor hacia el prójimo, pues parece que si este amor no se traduce en obras, en amor concreto al prójimo, no es amor verdadero y pleno a Dios. Es por eso que el Señor, Dios de Israel pide que no se moleste al forastero, pues también ellos han sido forasteros en Egipto; pide no maltratar a la viuda y al huérfano, pues Él escucha la súplica de los oprimidos; pide que se use bien del dinero, que no se haga usura con el dinero prestado, y ser atento con el indigente; si alguno te presta su manto, sé honesto, devolviéndoselo. Pues si no se vive esto, significa que el amor a Dios es falso.
Nuestro amor a Dios va junto al amor al prójimo, en un amor a uno mismo. Es decir, el sentirnos amados por Dios como Dios nos ama nos lleva a amarnos a nosotros mismos y a obrar con nuestro prójimo de acuerdo a este amor.
No hay amor más grande que el dar la vida y amar a los demás como lo hizo Cristo.
“Yo te amo, Señor, mi Fortaleza, mi roca, mi liberador.
Mi Dios, mi refugio en quien confío; mi escudo, mi salvación”.

domingo, 19 de octubre de 2008

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO Año A


COMENTARIO A LA PALABRA DE DIOS:
Una vez mas Jesús es interrogado con malicia por los fariseos para hacerlo caer en alguna afirmación, ya sea contra Dios o contra el poder romano en la figura del César. Esta vez los fariseos, acompañados de los herodianos, quieren poner en dificultad a Jesús frente al poder político romano (herodianos) y frente al judaísmo (fariseos).
Jesús se da cuenta de la mala intención de ellos y resuelve con mucha libertad la cuestión: “¿De quién es la imagen y la inscripción?”… pues den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
¡Qué mejor respuesta que esa! Los fariseos están preocupados en hacer tropezar a Jesús para deshacerse de Él, pues en el fondo no aceptan el mensaje de Jesús.
La palabra de Jesús viene anunciada tanto para ellos como nosotros, hombres y mujeres de este siglo. El mensaje no es otro que este mismo -y que Don Bosco tenía muy presente en su vida y en la educación de sus muchachos-: ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
Se trata de cumplir los deberes del propio estado de vida, se trata de vivir en forma integrada nuestro ser cristiano y nuestro vivir en sociedad, en una cultura e historia determinada. Es tratar de vivir la “gracia de unidad”, vivir integrados, como dignos hijos de Dios, en la libertad de los hijos de Dios.
No se es cristiano sólo cuando se reza o se va a Misa o se asiste a alguno de los sacramentos, sino que se es cristiano siempre y en todas partes, con la misma intensidad y libertad, dando testimonio de lo que somos y hemos elegido vivir libremente. Es todo un compromiso, ¿no?...
Es que Dios no pide mucho, PIDE TODO, todo nuestro ser, toda nuestra vida para Él. Y el mejor modo de vivir en su presencia es siendo verdaderos hijos de Dios y de nuestro tiempo, vivendo encarnados y encarnando el Evangelio.
Ser cristianos y dar testimonio en todos los lugares por donde estamos y nos encontramos en este mundo en que vivimos exige verdaderamente un compromiso por el Reino, un vivir comprometido con Dios y con el mundo, siendo imágenes de su amor, de su justicia y de su bondad en el siglo presente.
Por eso, evitemos llevar una doble vida o una vida dividida donde en un lado me comporto como cristiano y en otro me comporto como a-cristiano, dejándome llevar e influenciar por las cosas de este mundo que son contrarias a lo que creo y profeso e intento vivir.
Pero no tengamos miedo de vivir como verdaderos cristianos y honrados ciudadanos, dando testimonio de nuestra vida en Dios, pues sabemos bien, como dice San Pablo: Por la fuerza del Evangelio, con la potencia del Espírito Santo y con profunda convicción, demos gracias a Dios, hermanos amados de Dios, elegidos por Él, pues la oración y las obras de la fe, la fatiga en la caridad y la firmeza de la esperanza en el Señor Jesucristo, delante de Dios nuestro Padre, sean el motivo de nuestra vida, dando razones de nuestra esperanza.

martes, 14 de octubre de 2008

Beata Alejandrina María da Costa (1904-1955)


Nació en Balasar, provincia de Oporto y Arquidiócesis de Braga (Portugal) el 30 de marzo de 1904, y fue bautizada el 2 de abril siguiente, Sábado Santo. Fue educada cristianamente por su madre, junto con su hermana Deolinda. Alejandrina permaneció en familia hasta los siete años, después fue enviada a Póvoa do Varzim donde se alojó con la familia de un carpintero, para poder asistir a la escuela primaria que no había en Balasar. Allí hizo la primera comunión en 1911, y el año siguiente recibió el sacramento de la Confirmación que le administró el Obispo de Oporto.
Después de dieciocho meses volvió a Balasar y fue a vivir con su mamá y hermana en la localidad de “Calvario”, donde permanecerá hasta su muerte.
Comenzó a trabajar en el campo, teniendo una constitución robusta: tenía a raya a los hombres y ganaba lo mismo que ellos. Su una adolescencia fue muy vivaz: dotada de un temperamento feliz y comunicativo, era muy amada por las compañeras. Sin embargo a los doce años se enfermó: una grave infección (quizá una tifoidea) la llevó a un paso de la muerte. Superó el peligro, pero después de esto su físico quedará marcado para siempre.
Cuando tenía catorce años sucedió un hecho decisivo para su vida. Era el Sábado Santo del 1918. Ese día ella, su hermana Deolinda y una muchacha aprendiz realizaban su trabajo de costura, cuando se dieron cuenta de que tres hombres trataban de entrar en su habitación. A pesar de que las puertas estuviesen cerradas, los tres lograron forzarlas y entraron. Alejandrina, para salvar su pureza amenazada, no dudó en tirarse por la ventana desde una altura de cuatro metros. Las consecuencias fueron terribles, aunque no inmediatas. En efecto las diversas visitas médicas a las que se sometió sucesivamente diagnosticaron siempre con mayor claridad un hecho irreversible.
Hasta los diecinueve años pudo aún arrastrarse hasta la iglesia, donde, totalmente contrahecha, permanecía gustosa, con gran maravilla de la gente. Después la parálisis fue progresando cada vez más, hasta que los dolores se volvieron horribles, las articulaciones perdieron sus movimientos y ella quedó completamente paralítica. Era el 14 de abril de 1925, cuando Alejandrina se puso en el lecho para no levantarse más por los restantes treinta años de su vida.
Hasta el año 1928 ella no dejó de pedirle al Señor, por intercesión de la Virgen, la gracia de la curación, prometiendo que, si se curaba, se haría misionera. Pero, en cuanto comprendió que el sufrimiento era su vocación, la abrazó con prontitud. Decía: “Nuestra Señora me ha concedido una gracia aún mayor. Primero la resignación, después la conformidad completa a la voluntad de Dios, y en fin el deseo de sufrir”.
Se remontan a este período los primeros fenómenos místicos, cuando Alejandrina inició una vida de grande unión con Jesús en los Sagrarios, por medio de María Santísima. Un día que estaba sola, le vino improvisamente este pensamiento: “Jesús, tú estás prisionero en el Sagrario y yo en mi lecho por tu voluntad. Nos haremos compañía”. Desde entonces comenzó su primera misión: ser como la lámpara del Sagrario. Pasaba sus noches como peregrinando de Sagrario en Sagrario. En cada Misa se ofrecía al Eterno Padre como víctima por los pecadores, junto con Jesús y según Sus intenciones.
Crecía en ella siempre más el amor al sufrimiento, conforme su vocación de víctima se hacía sentir de manera más clara. Hizo el voto de hacer siempre lo que fuera más perfecto.
Del viernes 3 de octubre de 1938 al 24 de marzo de 1942, o sea por 182 veces, vivió cada viernes los sufrimientos de la Pasión. Alejandrina, superando su estado habitual de parálisis, bajaba del lecho y con movimientos y gestos acompañados de angustiosos dolores, reproducía los diversos momentos del Vía Crucis, por tres horas y media.
“Amar, sufrir, reparar” fue el programa que le indicó el Señor. Desde 1934 –por mandato del padre jesuita Mariano Pinho, que la dirigió espiritualmente, hasta 1941– Alejandrina ponía por escrito todo lo que cada vez le decía Jesús.
En 1936, por orden de Jesús, ella le pidió al Santo Padre, por medios del padre Pinho, la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María. Esta súplica fue varias veces renovada hasta 1941, por lo que la Santa Sede interrogó por tres veces al Arzobispo de Braga sobre Alejandrina. El 31 de octubre de 1942 Pío XII consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María con un mensaje transmitido a Fátima en lengua portuguesa. Este acto lo renovó en Roma en la Basílica de San Pedro el 8 de diciembre del mismo año.
Desde el 27 de marzo de 1942 en adelante Alejandrina dejó de alimentarse, viviendo sólo de Eucaristía. En 1943 por cuarenta días y cuarenta noches fueron estrictamente controlados por excelentes médicos su ayuno absoluto y su anuria, en el hospital de la Foz do Douro cerca de Oporto.
En 1944 su nuevo director espiritual, el salesiano padre Humberto Pasquale, animó a Alejandrina, para que siguiera dictando su diario, después que constató la altura espiritual a la que había llegado; lo que ella hizo con espíritu de obediencia hasta la muerte. En el mismo año 1944 Alejandrina se inscribió a la Unión de los Cooperadores Salesianos. Quiso colocar su diploma de Cooperadora “en donde pudiera tenerlo siempre a la vista”, para colaborar con su dolor y con sus oraciones a la salvación de las almas, sobre todo juveniles. Rezó y sufrió por la santificación de los Cooperadores de todo el mundo.
A pesar de sus sufrimientos, ella seguía además interesándose e ingeniándose en favor de los pobres, del bien espiritual de los parroquianos y de otras muchas personas que recurrían a ella. Promovió triduos, cuarenta horas y ejercicios cuaresmales en su parroquia.
Especialmente en los últimos años de vida, muchas personas acudían a ella aún de lejos, atraídas por su fama de santidad; y bastantes atribuían a sus consejos su conversión.
En 1950 Alejandrina festeja el XXV aniversario de su inmovilidad. El 7 de enero de 1955 se le anuncia que éste será el año de su muerte. El 12 de octubre quiso recibir la unción de los enfermos. El 13 de octubre, aniversario de la última aparición de la Virgen de Fátima, se la oyó exclamar: “Soy feliz, porque voy al cielo”. A las 19,30 expiró.
En 1978 sus restos fueron trasladados del cementerio a la iglesia parroquial de Balasar, donde hoy – en una capilla lateral – reposa el cuerpo de Alejandrina. Sobre su tumba se leen estas palabras que ella quiso: “Pecadores, si las cenizas de mi cuerpo pueden ser útiles para salvaros, acercaos, pasad sobre ellas, pisadlas hasta que desaparezcan. Pero ya no pequéis; no ofendáis más a nuestro Jesús!”. Es la síntesis de su vida gastada exclusivamente para salvar las almas.
En Oporto en la tarde del día 15 de octubre las florerías se vieron privadas de rosas blancas: todas fueron vendidas. Un homenaje floral a Alejandrina, que había sido la rosa blanca de Jesús.

sábado, 11 de octubre de 2008

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO Año A


LITURGIA DE LA PALABRA

* Is 25,6-10a: El Señor preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos depurados;consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la cobertura que cubre a todos los gentes;consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahveh ha hablado.Se dirá aquel día: "Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su salvación."Porque la mano de Yahveh reposará en este monte, Moab será aplastado en su sitio como se aplasta la paja en el muladar.

* Sal 22,1-6: Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.
Yahveh es mi pastor, nada me falta.Por prados de fresca hierba me apacienta.Hacia las aguas de reposo me conduce,y conforta mi alma;me guía por senderos de justicia,en gracia de su nombre.Aunque pase por valle tenebroso,ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.Tú preparas ante mí una mesafrente a mis adversarios;unges con óleo mi cabeza,rebosante está mi copa.Sí, dicha y gracia me acompañarántodos los días de mi vida;mi morada será la casa de Yahveha lo largo de los días.

* Flp 4,12-14.19-20: Todo lo puedo en aquel que me conforta.
Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre; a la abundancia y a la privación.
Todo lo puedo en Aquel que me conforta.
En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación.
Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
Y a Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

* Mt 22,1-14: A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.
Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo:"El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo.Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda."Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio;y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos.Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda."Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales."Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda,le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" Él se quedó callado.Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes."Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos."

COMENTARIO A LA PALABRA DE DIOS:
Dice el Señor que preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros, que consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra.
La primera lectura nos muestra el banquete al final de los tiempos, cuando Jesús venga a juzgar a las naciones, habla de la escatología, del final, donde ya no habrá llanto ni dolor para los invitados a gozar de la Fiesta de las bodas eternas del Cordero, Jesucristo nuestro Señor.
Pero mientras peregrinamos en este mundo, necesitamos de Jesús, del Pastor Eterno, para que nos guíe en el camino de la vida, para que nos ayude y sostenga al atravesar oscuras quebradas, llevándonos por senderos de justicia, por amor de su nombre, confortando nuestras almas… porque si Él está conmigo
ningún mal temeré, porque tu vara y tu cayado me sosiegan al pasar por valle tenebroso. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Dios a lo largo de los días.Porque como nos dice San Pablo, “todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
Pero en medio de este peregrinar por este mundo hasta llegar al Paraíso, Dios Padre nos está ya invitando al banquete de bodas de su Hijo.En esta parábola contada por Jesús, se nos explica el sentido del Reino de los Cielos al cual aspiramos y caminamos. El Rey envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda" de mi hijo.Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Ninguno se interesó por la boda del hijo del Rey… Dios Padre viene anunciándonos y preparándonos desde antiguo para la llegada de su Hijo Jesús por medio de los profetas, pero a lo largo de la historia todos hicieron lo mismo, se encerraron en sus propios proyectos y no se abrieron a la gracia de Dios.
Hoy el Padre sigue llamando a la Boda de su Hijo, pero seguimos disculpándonos de no poder ir, prefiriendo nuestras cosas, proyectos personales y egoísmos a gozar de la dicha de su salvación y amor.
Y seguimos echando fuera a todos los que Dios nos manda como mediadores e instrumentos de su gracia… seguimos prefiriendo nuestro egoísmo y nuestros pecados que vivir en su gracia. Pero aún cuando aceptamos la invitación, debemos optar por vivir de acuerdo al proyecto de Dios, llevando el “traje de boda” (estar en gracia), pues no se admiten tibiezas o mediocridades, hay que darse por entero, el todo por el todo, como lo hizo Jesús por nosotros, una vez por todas y para siempre.Pidamos a Dios la gracia de estar atentos a su invitación al banquete de bodas de su Hijo, para llevar un vida digna de un cristiano comprometido, que vive la gracia como un don y una tarea para hacerla fructificar, a fin de que podamos encontrarnos un día, todos juntos, en el Cielo, festejando la Boda de Jesús, el Cordero inmolado por nuestra salvación.

sábado, 4 de octubre de 2008

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO Año A


LITURGIA DE LA PALABRA


Is 5,1-7: La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel.
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña.Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones.Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.

Sal 79: La viña del Señor es la casa de Israel.
Sacaste una vid de Egipto,expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;le preparaste el terreno, y echó raíceshasta llenar el país;

Su sombra cubría las montañas,y sus pámpanos, los cedros altísimos;extendió sus sarmientos hasta el mar,y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cercapara que la saqueen los viandantes,la pisoteen los jabalíesy se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:mira desde el cielo, fíjate,ven a visitar tu viña,la cepa que tu diestra plantó,y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego;con un bramido hazlos perecer.

Que tu mano proteja a tu escogido,al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,que brille tu rostro y nos salve.

* Mt 21,33-43: Arrendará la viña a otros labradores.
"Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó.

Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.

Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.

De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera.Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?"

Dícenle: "A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo."

Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en las Escrituras: 'La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?'

Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos."

COMENTARIO A LA PALABRA DE DIOS:
Queridos hermanos y hermanas, hoy escuchamos de Jesús una parábola cuyo contenido es bastante fuerte. Muchas veces sentimos las palabras de un Jesús misericordioso, amable... pero hoy no es así, vemos a un Jesús que nos presenta la realidad con la crueldad de los hombres.
Jesús dijo esta parábola a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, a los que tenían que cuidar del pueblo del que Dios, la misma viña que Dios ha preparado y cuidado:
"Un hombre, poseía un terreno y plantó una viña. La circundó con un cerco, cavó un pozo para el trapiche y construyó una torre. La dio en alquiler a los campesinos y se fue lejos.
Cuando llegó el tiempo de recoger los frutos, mandó sus siervos a retirar la cosecha. Pero los campesinos tomaron los siervos y uno lo apalearon, otro lo mataron, otro lo lapidaron. Mandó de nuevos otros siervos, más numerosos que los primeros, pero a ellos los trataron del mismo modo.
Dios ha mandado a sus profetas para conducir al pueblo elegido, su viña, pero los jefes han puesto su mano y se han aprovechado de lo que no era suyo, traicionando a Dios.
Por último les mandó a su propio hijo diciendo: "¡Tendrán respeto por mi hijo!". Pero los campesinos, viendo al hijo, se dijeron entre ellos: "¡Ése es el heredero. Matémoslo y quedémonos con su herencia!". Lo tomaron, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
El propio Jesús hace un adelanto de su muerte por mano de los jefes del pueblo. Él ha venido para entregarnos a Dios, el dueño de la viña, pero el egoísmo de los hombres ha matado a Jesús.
Por tanto nos dice Jesús: a ustedes se les quitará el Reino de Dios y será dado a un pueblo que produzca frutos".
Todo somos responsables de lo que el Dios nos ha confiado, pero muchas veces vivimos la gracia de Dios como algo propio, personal y egoísta, cuando en verdad todos somos su viña, y todo tenemos que dar frutos a su tiempo, cada uno según lo que se le ha confiado.
También sucede que en esta sociedad echamos fuera de nuestras vidas a Jesús y a todos los que él nos manda como mensajeros de su amor, y así vivimos sin Dios, lejos de Él y de su gracia, sin poder dar frutos.
Hagamos como el apóstol Pablo nos dice: Hermanos y hermanas, no se angustien para nada, pero en cada circunstancia hagan presente a Dios sus solicitudes con ruegos, súplicas y agradecimientos.
Y la paz de Dios, que supera cada inteligencia, custodiará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
Todo lo que es verdadero, lo que es noble, justo, puro, lo que es amable, honrado, lo que es virtud y lo que merece alabanza, esté siempre en sus pensamientos.
Las cosas que han aprendido, recibido, escuchado y visto en mí (Pablo), pónganlas en práctica. ¡Y el Dios de la paz estará con ustedes!
Es Él quien nos ha dado cada bien y nos ha dejado un encargo en esta, su viña.
Tenemos que pedir a Dios que siempre esté con nosotros, para poder aprender de Él.
Pidámosle que nos mire y visite esta viña, que proteja lo que Su derecha ha plantado, y nosotros haremos promesa de no alejarnos más que Él, y así con su gracia poder revivir. Nuestro Señor Dios, haz qué volvemos a Ti, y haz resplandecer tu rostro y nosotros seremos salvados.


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DOMENICA XXVII DEL TEMPO ORDINARIO Anno A

LITURGIA DELLA PAROLA

Prima Lettura Is 5,1-7

Dal libro del profeta Isaia
Voglio cantare per il mio diletto il mio cantico d’amore per la sua vigna.

Il mio diletto possedeva una vigna sopra un fertile colle.Egli l’aveva dissodata e sgombrata dai sassi e vi aveva piantato viti pregiate;in mezzo vi aveva costruito una torre e scavato anche un tino.Egli aspettò che producesse uva; essa produsse, invece, acini acerbi.

E ora, abitanti di Gerusalemme e uomini di Giuda, siate voi giudici fra me e la mia vigna.

Che cosa dovevo fare ancora alla mia vigna che io non abbia fatto?

Perché, mentre attendevo che producesse uva, essa ha prodotto acini acerbi?Ora voglio farvi conoscere ciò che sto per fare alla mia vigna: toglierò la sua siepee si trasformerà in pascolo; demolirò il suo muro di cinta e verrà calpestata.La renderò un deserto, non sarà potata né vangata e vi cresceranno rovi e pruni; alle nubi comanderò di non mandarvi la pioggia.Ebbene, la vigna del Signore degli eserciti è la casa d’Israele; gli abitanti di Giuda sono la sua piantagione preferita.Egli si aspettava giustizia ed ecco spargimento di sangue, attendeva rettitudine ed ecco grida di oppressi.


Salmo Responsoriale

Dal Salmo 79

La vigna del Signore è la casa d'Israele.

Hai sradicato una vite dall’Egitto,hai scacciato le genti e l’hai trapiantata.

Ha esteso i suoi tralci fino al mare,arrivavano al fiume i suoi germogli.Perché hai aperto brecce nella sua cintae ne fa vendemmia ogni passante?La devasta il cinghiale del boscoe vi pascolano le bestie della campagna.Dio degli eserciti, ritorna!

Guarda dal cielo e vedi e visita questa vigna,proteggi quello che la tua destra ha piantato,il figlio dell’uomo che per te hai reso forte.

Da te mai più ci allontaneremo,facci rivivere e noi invocheremo il tuo nome.

Signore, Dio degli eserciti, fa’ che ritorniamo, fa’ splendere il tuo volto e noi saremo salvi.


Seconda Lettura Fil 4,6-9

Dalla lettera di san Paolo apostolo ai Filippesi
Fratelli, non angustiatevi per nulla, ma in ogni circostanza fate presenti a Dio le vostre richieste con preghiere, suppliche e ringraziamenti. E la pace di Dio, che supera ogni intelligenza, custodirà i vostri cuori e le vostre menti in Cristo Gesù.In conclusione, fratelli, quello che è vero, quello che è nobile, quello che è giusto, quello che è puro, quello che è amabile, quello che è onorato, ciò che è virtù e ciò che merita lode, questo sia oggetto dei vostri pensieri. Le cose che avete imparato, ricevuto, ascoltato e veduto in me, mettetele in pratica. E il Dio della pace sarà con voi!


Vangelo Mt 21,33-43Dal vangelo secondo Matteo
In quel tempo, Gesù disse ai capi dei sacerdoti e agli anziani del popolo: «Ascoltate un’altra parabola: c’era un uomo, che possedeva un terreno e vi piantò una vigna. La circondò con una siepe, vi scavò una buca per il torchio e costruì una torre. La diede in affitto a dei contadini e se ne andò lontano. Quando arrivò il tempo di raccogliere i frutti, mandò i suoi servi dai contadini a ritirare il raccolto. Ma i contadini presero i servi e uno lo bastonarono, un altro lo uccisero, un altro lo lapidarono. Mandò di nuovo altri servi, più numerosi dei primi, ma li trattarono allo stesso modo. Da ultimo mandò loro il proprio figlio dicendo: “Avranno rispetto per mio figlio!”. Ma i contadini, visto il figlio, dissero tra loro: “Costui è l’erede. Su, uccidiamolo e avremo noi la sua eredità!”. Lo presero, lo cacciarono fuori dalla vigna e lo uccisero. Quando verrà dunque il padrone della vigna, che cosa farà a quei contadini?». Gli risposero: «Quei malvagi, li farà morire miseramente e darà in affitto la vigna ad altri contadini, che gli consegneranno i frutti a suo tempo». E Gesù disse loro: «Non avete mai letto nelle Scritture:“La pietra che i costruttori hanno scartato è diventata la pietra d’angolo; questo è stato fatto dal Signore ed è una meraviglia ai nostri occhi?”Perciò io vi dico: a voi sarà tolto il regno di Dio e sarà dato a un popolo che ne produca i frutti».

COMMENTO ALLA PAROLA DI DIO:

Carissimi fratelli e sorelle, oggi sentiamo dire Gesù una parabola il cui contenuto è abbastanza forte. Tante volte sentiamo le parole di un Gesù misericordioso, amabile ma oggi non è così, sentiamo un Gesù che ci presenta la realtà con tutta la crudeltà degli uomini.
Gesù disse questa parabola ai capi dei sacerdoti e agli anziani del popolo, a quelli che dovevano avere cura del popolo del quale Dio aveva fatto responsabili, la stessa vigna che Dio ha curato e messo a posto: «Un uomo, possedeva un terreno e vi piantò una vigna. La circondò con una siepe, vi scavò una buca per il torchio e costruì una torre. La diede in affitto a dei contadini e se ne andò lontano. Quando arrivò il tempo di raccogliere i frutti, mandò i suoi servi dai contadini a ritirare il raccolto. Ma i contadini presero i servi e uno lo bastonarono, un altro lo uccisero, un altro lo lapidarono. Mandò di nuovo altri servi, più numerosi dei primi, ma li trattarono allo stesso modo. Dio ha mandato i suoi profeti per condurre il popolo eletto, la sua vigna, ma i capi hanno messo mano loro e hanno approfittato di quello che non era suo, tradendo il Signore.Da ultimo mandò loro il proprio figlio dicendo: “Avranno rispetto per mio figlio!”. Ma i contadini, visto il figlio, dissero tra loro: “Costui è l’erede. Su, uccidiamolo e avremo noi la sua eredità!”. Lo presero, lo cacciarono fuori dalla vigna e lo uccisero.
Gesù stesso anticipa la sua morte da mano dei capi del popolo. Lui è venuto per consegnarci a Dio, il padrone della vigna, ma l’egoismo degli uomini ha ucciso Gesù.Perciò ci dice Gesù: a voi sarà tolto il regno di Dio e sarà dato a un popolo che ne produca i frutti».
Tutti siamo responsabili di quello che il Signore ci ha affidati, ma tante volte viviamo il dono di Dio come qualcosa di personale ed egoista, ma in verità siamo tutti la sua vigna, e tutti dobbiamo dare i frutti al suo tempo, ciascuno secondo quello che Lui ci ha dato.
Dobbiamo fare come ci dice l’apostolo Paolo: Fratelli e sorelle, non angustiatevi per nulla, ma in ogni circostanza fate presenti a Dio le vostre richieste con preghiere, suppliche e ringraziamenti. E la pace di Dio, che supera ogni intelligenza, custodirà i vostri cuori e le vostre menti in Cristo Gesù.Quello che è vero, quello che è nobile, quello che è giusto, quello che è puro, quello che è amabile, quello che è onorato, ciò che è virtù e ciò che merita lode, questo sia oggetto dei vostri pensieri. Le cose che avete imparato, ricevuto, ascoltato e veduto in me, mettetele in pratica. E il Dio della pace sarà con voi!
È Lui che ci ha dato ogni bene e ci ha lasciato un incarico in questa sua vigna.
Dobbiamo chiedere il Signore che sia sempre con noi, per poter imparare da Lui.Chiediamole di guardarci e di visitare questa vigna, che protegga quello che la Sua destra ha piantato, e noi faremo promessa di non allontanarci più di Lui, e così con la sua grazia poter rivivere. Signore Dio nostro, fa’ che ritorniamo a Te, e fa splendere il tuo volto e noi saremo salvi.

domingo, 28 de septiembre de 2008

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO Año A


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura Ez 18, 25-28
Del libro del profeta Ezequiel

Así dice Dios:
"Vosotros decís: “No es correcto el modo de actuar del Dios". Escucha pues, casa de Israel: no es correcta mi conducta o más bien ¿no será que la vuestra no es justa?
Si el justo se aleja de la justicia y comete el mal y a causa de éste muere, él muere por el mal que ha cometido.
Y si el malvado se convierte de su maldad que ha cometido y lo que cumple es justo, él vivirá. Ha meditado, se ha alejado de todas las culpas cometidas: él vivirá y no morirá."

Salmo Responsorial Del Salmo 23
Recuérdate, Señor, de tu misericordia.
Haz que conozca, Señor, tus caminos, enséñame tus sendas.
Condúceme en tu fidelidad e instrúyeme, porque eres tú el Dios de mi salvación;
yo espero en ti todo el día.

Recuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor, que es desde siempre.
Los pecados de mi juventud y mis rebeliones, no los recuerdes:
Recuérdate de mí en tu misericordia, por tu bondad, Señor.

Bueno y recto es Dios, les indica a los pecadores la senda justa;
conduce a los pobres según justicia, les enseña a los pobres su sendero.

Segunda Lectura Fil 2, 1-11, Forma breve Fil 2, 1-5,
De la carta de san Paolo apóstol a los Filippesi

Hermanos, si hay algún consuelo en Cristo, si hay algún consuelo, fruto de la caridad, si hay alguna comunión de espíritu, si hay sentimientos de amor y compasión, devolvéis llena mi alegría con un mismo sentir y con la misma caridad, quedando unánimes y concordes.
No hagáis nada por rivalidad o vanagloria pero cada uno de vosotros, con toda humildad, considere a los otros superiores a uno mismo. Cada uno no busque el interés propio, sino el de los otros.
Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús: él, incluso siendo de condición divina, no consideró un privilegio el ser Dios, sino que se vació a sí mismo asumiendo una condición de sirvo, haciéndose similar a los hombres.
Haciéndose como hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte
y una muerte de cruz.
Por esto Dios lo exaltó y le dio el nombre que está por encima de todo nombre, para que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, sobre la tierra y bajo la tierra, y cada lengua proclame:
"¡Jesúcristo es Señor! ", a gloria de Dios Padre.

Evangelio Mt 21, 28-32
Del evangelio según Matteo

Dijo Jesús en aquel tiempo, a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos; al primero dijo: Hijo, anda hoy a trabajar en la viña. Y él contestó: Sí, señor; pero no fue. Refiriéndose al segundo, le dijo lo mismo. Y él contestó: No tengo ganas; pero luego, se arrepintió y fue. ¿Quién de los dos ha cumplido la voluntad del padre?”. Dicen: "Él último."
Y Jesús les dijo: "En verdad os digo: Los publicanos y las prostitutas van adelante en el reino de Dios.
Ha venido Juan en la vía de la justicia y no le habéis creído; en cambio los publicanos y las prostitutas le han creído. Vosotros, al revés, incluso habiendo visto estas cosas, no os habéis arrepentido tampoco para creerle."

COMENTARIO DE LA PALABRA DE DIOS

Jesús nos dice: "Un hombre tenía dos hijos; al primero dijo: Hijo, anda hoy a trabajar en la viña. Y él contestó: Sí, señor; pero no fue. Refiriéndose al segundo, le dijo lo mismo. Y él contestó: No tengo ganas; pero luego, se arrepintió y fue. ¿Quién de los dos ha cumplido la voluntad del padre?”. Dicen: "Él último."
Y Jesús les dijo: "En verdad os digo: Los publicanos y las prostitutas van adelante en el reino de Dios.
Ha venido Juan en la vía de la justicia y no le habéis creído; en cambio los publicanos y las prostitutas le han creído. Vosotros, al revés, incluso habiendo visto estas cosas, no os habéis arrepentido tampoco para creerle."
Según esto, "vosotros decís: ¿No es justo el modo de actuar de Dios". No es justa mi conducta o más bien ¿no será que la vuestra no es justa?
Si el justo se aleja de la justicia y comete el mal y a causa de éste muere, él muere por el mal que ha cometido.
Y si el malvado se convierte de su maldad que ha cometido y lo que cumple es justo, él vivirá. Ha meditado, se ha alejado de todas las culpas cometidas: él vivirá y no morirá."
Por esto, nosotros cristianos, tenemos que estar despiertos en actuar frente a lo que Dios nos ofrece por nuestra salvación. Porque Jesús se da a quién lo busca de todo corazón, pero con un corazón sincero y abierto a su llamada.
Pidamos a Dios de conocer sus caminos, que nos enseñe sus senderos:
“Señor, condúceme en tu fidelidad e instrúyeme, porque eres tú el Dios de mi salvación;
recuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor, que es desde siempre.
Los pecados y mis rebeliones, no los recuerdes: recuérdate de mí en tu misericordia, por tu bondad, Señor.
Pero no hagmos nada por rivalidad o vanagloria, pero cada uno de nosotros, con toda humildad, considere a los otros superiores a uno mismo. Cada uno no busque el interés propio, sino el de los otros.
Tengamos los mismos sentimientos de Cristo Jesús: él, incluso siendo de condición divina, no consideró un privilegio el ser Dios, sino que se vació a sí mismo asumiendo una condición de sirvo, haciéndose similar a los hombres.
Haciéndose hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz.
Jesús no nos pide cosas imposibles sino lo que es posible para nuestra salvación y la salvación de los otros. Nos pide de estar listos para hacer su voluntad, más allá de nuestros pecados, porque bueno y piadoso es el Señor y nos espera con los brazos abiertos clavados en la cruz; por esto, nuestros pecados son perdonados, porque nos ama con amor eterno. Él quiere nuestra sinceridad de corazón y nuestra conversión, cumpliendo su voluntad.
Sólo reconociéndonos pecadores y necesitados de Dios podremos dejar que su gracia sea fecunda en nosotros y nos transforme.
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XXVI DOMENICA DEL TEMPO ORDINARIO Anno A

LITURGIA DELLA PAROLA


Prima Lettura Ez 18, 25-28

Dal libro del profeta Ezechiele

Così dice il Signore: «Voi dite: “Non è retto il modo di agire del Signore”. Ascolta dunque, casa d’Israele: Non è retta la mia condotta o piuttosto non è retta la vostra? Se il giusto si allontana dalla giustizia e commette il male e a causa di questo muore, egli muore appunto per il male che ha commesso. E se il malvagio si converte dalla sua malvagità che ha commesso e compie ciò che è retto e giusto, egli fa vivere se stesso. Ha riflettuto, si è allontanato da tutte le colpe commesse: egli certo vivrà e non morirà».


Salmo Responsoriale

Dal Salmo 23

Ricòrdati, Signore, della tua misericordia.

Fammi conoscere, Signore, le tue vie,insegnami i tuoi sentieri.Guidami nella tua fedeltà e istruiscimi,perché sei tu il Dio della mia salvezza;io spero in te tutto il giorno.Ricòrdati, Signore, della tua misericordiae del tuo amore, che è da sempre.I peccati della mia giovinezzae le mie ribellioni, non li ricordare:ricòrdati di me nella tua misericordia,per la tua bontà, Signore.Buono e retto è il Signore,indica ai peccatori la via giusta;guida i poveri secondo giustizia, insegna ai poveri la sua via.


Seconda Lettura

Fil 2, 1-11

Dalla lettera di san Paolo apostolo ai Filippesi

Fratelli, se c’è qualche consolazione in Cristo, se c’è qualche conforto, frutto della carità, se c’è qualche comunione di spirito, se ci sono sentimenti di amore e di compassione, rendete piena la mia gioia con un medesimo sentire e con la stessa carità, rimanendo unanimi e concordi. Non fate nulla per rivalità o vanagloria, ma ciascuno di voi, con tutta umiltà, consideri gli altri superiori a se stesso. Ciascuno non cerchi l’interesse proprio, ma anche quello degli altri.Abbiate in voi gli stessi sentimenti di Cristo Gesù:egli, pur essendo nella condizione di Dio, non ritenne un privilegio l’essere come Dio,ma svuotò se stesso assumendo una condizione di servo, diventando simile agli uomini.Dall’aspetto riconosciuto come uomo, umiliò se stesso facendosi obbediente fino alla mortee a una morte di croce.Per questo Dio lo esaltò e gli donò il nome che è al di sopra di ogni nome, perché nel nome di Gesù ogni ginocchio si pieghi nei cieli, sulla terra e sotto terra, e ogni lingua proclami:«Gesù Cristo è Signore!», a gloria di Dio Padre.


Vangelo Mt 21, 28-32

Dal vangelo secondo Matteo

In quel tempo, disse Gesù ai principi dei sacerdoti e agli anziani del popolo: «Che ve ne pare? Un uomo aveva due figli; rivoltosi al primo disse: Figlio, và oggi a lavorare nella vigna. Ed egli rispose: Sì, signore; ma non andò. Rivoltosi al secondo, gli disse lo stesso. Ed egli rispose: Non ne ho voglia; ma poi, pentitosi, ci andò. Chi dei due ha compiuto la volontà del padre?». Dicono: «L'ultimo». E Gesù disse loro: «In verità vi dico: I pubblicani e le prostitute vi passano avanti nel regno di Dio. E` venuto a voi Giovanni nella via della giustizia e non gli avete creduto; i pubblicani e le prostitute invece gli hanno creduto. Voi, al contrario, pur avendo visto queste cose, non vi siete nemmeno pentiti per credergli».

COMMENTO DELLA PAROLA DI DIO

Gesù ci dice: «Un uomo aveva due figli; rivoltosi al primo disse: Figlio, và oggi a lavorare nella vigna. Ed egli rispose: Sì, signore; ma non andò. Rivoltosi al secondo, gli disse lo stesso. Ed egli rispose: Non ne ho voglia; ma poi, pentitosi, ci andò. Chi dei due ha compiuto la volontà del padre?». Dicono: «L'ultimo». «In verità vi dico: I pubblicani e le prostitute vi passano avanti nel regno di Dio. E` venuto a voi Giovanni nella via della giustizia e non gli avete creduto; i pubblicani e le prostitute invece gli hanno creduto. Voi, al contrario, pur avendo visto queste cose, non vi siete nemmeno pentiti per credergli».
Secondo questo, «voi dite: “Non è retto il modo di agire del Signore”. Non è retta la mia condotta o piuttosto non è retta la vostra? Se il giusto si allontana dalla giustizia e commette il male e a causa di questo muore, egli muore appunto per il male che ha commesso. E se il malvagio si converte dalla sua malvagità che ha commesso e compie ciò che è retto e giusto, egli fa vivere se stesso. Ha riflettuto, si è allontanato da tutte le colpe commesse: egli certo vivrà e non morirà». Per questo, noi cristiani, dobbiamo essere svegli nel agire di fronte a quello che il Signore ci offre per la nostra salvezza. Perche Gesù si dà a chi lo cerca con tutto il cuore, ma con un cuore sincero e aperto alla sua chiamata.
Chiediamo il Signore di conoscere le sue vie, che ci insegni i suoi sentieri.Signore, guidami nella tua fedeltà e istruiscimi, perché sei tu il Dio della mia salvezza; ricòrdati, Signore, della tua misericordia e del tuo amore, che è da sempre.I peccati e le mie ribellioni, non li ricordare: ricòrdati di me nella tua misericordia, per la tua bontà, Signore.
Ma non dobbiamo fare nulla per rivalità o vanagloria, ma ciascuno di noi, con tutta umiltà, dobbiamo considerare gli altri superiori a noi stessi. Non cerchiamo l’interesse proprio, ma quello degli altri.Abbiamo in noi gli stessi sentimenti di Cristo Gesù: egli, pur essendo nella condizione di Dio,non ritenne un privilegio l’essere come Dio, ma svuotò se stesso assumendo una condizione di servo, diventando simile agli uomini.Dall’aspetto riconosciuto come uomo, umiliò se stesso facendosi obbediente fino alla morteed a una morte di croce.Gesù non ci chiede cose impossibili, ma quello che è possibile per la nostra salvezza e la salvezza degli altri. Ci chiede di essere pronti per fare la sua volontà, al di là dei nostri peccati, perche buono e pietoso è il Signore e ci aspetta con le braccia aperte inchiodato nella croce, per quello, nostri peccati sono perdonati, perche ci ama con amore eterno, ma Lui vuole la nostra sincerità di cuore e la nostra conversione facendo la sua volontà.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Exaltación de la Santa Cruz - (Domingo XXIV del Tiempo Ordinario)


Esta fiesta se celebró por primera vez en el año 335 en Jerusalén. En el siglo VII pasa a Occidente, para conmemorar el hallazgo de la cruz en el año 628. En la actualidad, el motivo de la celebración se centra en el misterio de la cruz como lugar de la revelación del amor de Dios, que en la muerte de su Hijo manifiesta la salvación de los hombres. En esta cruz, contemplamos el escándalo de la injusticia, del pecado, de la muerte, que intentan destruir la vida, pero son vencidas por el amor de Dios.
PRIMERA LECTURA
Núm 21, 4-9
Lectura del libro de los Números.
En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!". Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano". Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano. Palabra de Dios.
SALMOSal 77, 1-2. 34-38
R. No olviden las proezas del Señor.
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a él ansiosamente: recordaban que Dios era su roca, y el altísimo, su libertador. R.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.
SEGUNDA LECTURA
Flp 2, 6-11
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor". Palabra de Dios.
EVANGELIO
Jn 3, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él". Palabra del Señor.
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Qué misterio más grande el de la Cruz. La cruz como signo del nuestro pecado, como lo fueron las serpientes en el desierto, frente al pueblo judío que se quejaba de Yahveh y continuaba a renegar de su Dios, el cual los había hecho salir de la esclavitud de Egipto.
En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano". “El Señor Dios, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor”.Pero “así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.Y así, Jesucristo, que era de condición divina, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor".
Sí, es por Jesús, por su cruz, que hemos sido redimidos, la cruz es signo de dolor, de renuncia y sufrimiento, y expresa nuestro dolor y también nuestros pecados con los cuales Él cargó. Pero también la cruz es signo de victoria, de la victoria de Jesús por nosotros sobre el pecado y sobre la muerte, sobre el demonio y sobre todo mal. Éste es el sentido por el cual celebramos la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.
Madre Teresa vivió y experimentó la sed de Jesús por nosotros, y le pidió que se diera totalmente y fundara las Hermanas Misioneras de la Caridad para aliviar la sed de Jesús por nosotros, sobre todo por los más pobres y abandonados de este mundo; para saciar también la sed de tantas personas que no tienen amor, que no sienten ni aman a Dios. Y cuando Madre Teresa se demoraba en llevar a cabo lo que Jesús le pedía, le decía: “Porqué no te entregas totalmente y llevas a cabo lo que te pido, Tú no moriste en la cruz, tú no derramaste tu sangre en la cruz, tu no sufriste el dolor de lo que significa darse totalmente por amor y no ser correspondido por los hombres, tú no sabes lo sediento que estoy del amor de los hombres y mujeres de este mundo…”
El Papa Juan Pablo II en su homilía sobre el inicio de la cuaresma, en el año 1993, hablaba de Jesús que desde la cruz nos dice: “Tengo sed”. No sed de agua, sino sed de ti, de mí y de toda la humanidad.
Jesús nos dice: “Tengo sed de ti, de tu amor, de tu fidelidad junto a mi cruz, ¡sed de ti! No sabes cuánto te amo y cuánto amor he dado por ti en la cruz, si supieras lo que experimenté en mi persona al dar la vida por ti en la cruz, si supieras cuánto te amo y cuánto te espero, si supieras cuánto deseo que vengas a mí, que estés conmigo y sacies mi sed de amor por ti. Si supieras todo esto, dejarías de lado el pecado, el egoísmo y todo lo que te aparta de mí, y te darías totalmente a mi y a tus hermanos por amor. Ama, ama y no te detengas en amar, con amor eterno, como yo te he amado y te amo desde toda la eternidad.
¡Yo te amo! ¿harías todo esto por mí?”