miércoles, 1 de diciembre de 2010

Segundo Domingo de Adviento - Ciclo A

Domingo 05 de Diciembre, 2010

Bendigan al Señor eternamente
Preparen el camino del Señor

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (11, 1-10)
En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.
No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey.
El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 71
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (15, 4-9)
Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a ustedes, para gloria de Dios. Quiero decir con esto, que Cristo se puso al servicio del pueblo judío, para demostrar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la Escritura: Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (3, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo:
“Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”.
Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias.
El los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. El tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario a la Palabra de Dios
Queridos hermanos y hermanas, que el Señor Jesús, el Dios de la vida que viene a salvarnos y a encarnarse en el seno de María, los colme con su alegría y con su paz y que su gracia sea fecunda en sus vidas para dar testimonio de Él en medio del mundo.
El adviento es un tiempo de esperanza, virtud que crea en nosotros la voluntad para esperar contra toda esperanza. Por eso el Adviento es un tiempo utopía, y así lo presenta el profeta Isaías; es uno de los profetas bíblicos en general que nos describen la utopía bíblica (componente esencial del judeocristianismo).
Isaías describe un mundo fraterno, sin injusticia, en armonía. Tal utopía es el llamado «Reino o Reinado de Dios», pues Dios transforma el mundo, la injusticia en justicia, el pecado en perdón, el odio en amor, etc. Por eso decimos con el salmo 71: “Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. Ven, Señor, rey de justicia y de paz”.
La segunda lectura, de la carta a los romanos, habla también de esperanza: «mantengamos la esperanza»; es decir, mantengamos la tensión histórico-utópica de la cual nos hablan las Escrituras. Es decir, comprometernos a vivir en la historia, encontrando a Dios, su Reino y reinado ya presente y actuando en este mundo, con la esperanza puesta en la realización futura de tal utopía anunciada; utopía realizable porque Dios ya está reinando. Por eso, toda utopía que nos saque y nos aleje de vivir encarnados en la realidad es falsa. La utopía bíblica en cambio es real y realizable porque la realiza Dios mismo, y es ahí donde está puesta nuestra esperanza.
El evangelio de Mateo presenta la figura de Juan Bautista anunciando también una utopía, la de la realización del Reinado de Dios, pero para eso pide vivir con los pies en la tierra pidiendo a sus contemporáneos la conversión sincera del corazón, «porque el reinado de Dios está cerca».
Hoy día, podemos vivir esta utopía en medio del mundo sabiendo que el Reino de Dios está ya presente en medio nuestro en Jesucristo. El anuncio apocalíptico de lo que sucederá no mueve los corazones a la verdadera conversión, sino que muchas veces mueve por el miedo, pero si nos fijamos bien, el Bautista anuncia: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”; su intención es mover a la conversión ante la llegada inminente del Mesías y su reinado.
Hoy día asistimos también a una nueva llamada a la conversión, la cual está orientada a un encuentro personal con el Señor, un mirar nuestras vidas desde el amor de un Dios que se abaja a nuestra humanidad para hacernos partícipes de la utopía de su divinidad.
¿Qué esperamos para que se cumpla ya en este mundo esa utopía suya de regalarnos su gracia y hacernos suyos con su amor para llegar a ser verdaderos hijos y herederos de su Reino? Amén. 

No hay comentarios.: