sábado, 1 de octubre de 2011

Vigesimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario-Ciclo A


Domingo 02 de Octubre, 2011

Día del Señor
La viña del Señor es la casa de Israel
Bueno es el Señor con los que en él confían

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (5, 1-7)
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y excavó un lagar. El esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio uvas agrias.
Ahora bien, habitantes de Jerusalén y gente de Judá, yo les ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi viña, que yo no lo hiciera? ¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas, las dio agrias?
Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi viña; le quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será pisoteada. La convertiré en un erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán en ella los abrojos y las espinas, mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.
Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 79
La viña del Señor es la casa de Israel.
Señor, tú trajiste de Egipto una vid, arrojaste de aquí a los paganos y la plantaste; ella extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río.

Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de modo que puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales salvajes, y las bestias del campo destrozarla?

Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.

Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con bondad y estaremos a salvo.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (4, 6-9)
Hermanos: No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca elogio.
Pongan por obra cuanto han aprendido y recibido de mí, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 33-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario a la Palabra de Dios
            Queridos hermanos y hermanas, que el Dios de la vida permanezca siempre con todos ustedes y que la paz de Cristo habite en sus corazones y sean signo de la presencia del Amor en medio del mundo por medio de la acción del Espíritu Santo.
            La lectura del profeta Isaías que leemos hoy nos pone en el contexto en que vivía Israel: una decadencia en el reino de Judá con una política de autoritarismo, de represión. E Isaías utiliza la palabra de Dios que se le comunica -por ser profeta y servidor de la palabra, comprometido- para hacer presente la voluntad de Dios en esta «Canción de la viña». “Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones”.
            La lectura del evangelio en la predicación de Jesús, nos presenta un mensaje similar, y usa el mismo lenguaje e imágenes de la viña para expresar su mensaje.
            Muchos grupos en la época de Jesús consideraban que la salvación de Israel era el objetivo de Dios, sólo que no por todos esta salvación era bien interpretada, pues si bien la salvación presentada por Dios es para toda la humanidad, para muchos la salvación era entendida en clave de liberación del poder de turno, para otros era la implementación o instauración del reino mediante el cumplimiento de las leyes y de la purificación en su cumplimiento, etc. Así cada grupo o sector social esperaba un Mesías según su propia medida; y a la vez, los que estaban encargados de guiar al pueblo y los responsables de velar por él y por su bienestar político-religioso, sintieron que, al venir los profetas y servidores -que denunciaban y anunciaban el querer de Dios-, peligraba su autoridad y su lugar en medio del pueblo.
            La parábola de Jesús viene dirigida sobre todo a los ancianos y sacerdotes del pueblo, a quienes se les confió el pueblo de Dios, la viña de Dios, para que creciera y diera frutos pero, frente a estos servidores de la palabra de Dios, sintieron que se les podía quitar tal poder, veían a éstos como quienes podían usurparles la viña, y por eso los mataron. Pero Dios pensó en enviar a su propio Hijo, para poder tomar posesión de la viña y de sus frutos, pero también fue rechazado y eliminado. La parábola es muy clara, se refiere a la historia de pecado del pueblo de Israel, sobre todo en aquellos a quienes se les había encomendado el pueblo, la viña de Dios.
            El Reino de Dios, su viña, no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo de turno en particular, y nadie se debe arrogar el título de jefe, puesto que el Señor Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad mediante la caridad. Dios quiere que obremos como Él mismo y como su Hijo Jesucristo: vivir comprometidos con la vida, todo debe ir de acuerdo y en coherencia, tanto las acciones como las palabras. Por otra parte, la salvación no es privativa del pueblo judío, sino que es para toda la humanidad: el Padre envía a Jesús para que todos «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10).          
            La denuncias que realiza Jesús mediante la parábola de los viñadores homicidas, es el reclamo de una vida de un pueblo que no puede caminar en la libertad de los hijos de Dios debido a que otros se apropian de la gracia y no dejan crecer a los demás, el Dios de Jesús es un Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26), por eso es capaz de dar su vida en rescate por nosotros, por su viña, concediéndonos su misma vida divina, aquella que nadie puede darnos sino sólo Él.   
            Nosotros, que somos sus seguidores, o al menso es nuestro deseo, debemos obrar de la misma manera, no sintiéndonos dueños de su viña sino poniéndonos totalmente al servicio del Reino (Mt 10,39).
Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (Mt 20,28). De él hemos aprendido lo que significa dar la vida por los hermanos (Jn 10,11).       
            Nos sumamos a tantos cristianos, hermanos nuestros, que optan y apuestan su vida por el Reino, por la Viña de Dios, aun con el riesgo de perder la propia vida. Que podamos vivir cada uno como servidores de los demás, de nuestros hermanos, no acaparando para nosotros la gracia y la salvación que provienen de Dios, sino donando nuestra vida por el Reino como lo hicieron los profetas y el mismo Jesús en forma plena. Amén.

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