martes, 17 de julio de 2012

Decimosexto Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B


Domingo 22 de Julio, 2012

Día del Señor
El Espíritu del Señor está sobre mí
Dichoso el que se acoge al Señor

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Jeremías (23,1-6)
"Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores"
Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: "A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor-. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá -oráculo del Señor-.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo  22 - "El Señor es mi pastor, nada me falta."
 El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor
  por años sin término.

Segunda Lectura
Lectura del Libro de los Efesios (2,13-18)
"Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa"
 Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6,30-34)
Gloria a ti, Señor.
"Andaban como ovejas sin pastor"
 En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario a la Palabra de Dios
            Queridos hermanos y hermanas, que el Dios de la vida permanezca siempre con todos ustedes y que su paz de Cristo habite en sus corazones y sean signo de la presencia del Amor en medio del mundo por medio de la acción del Espíritu Santo.
            En la primera lectura, el profeta Jeremías, siendo portavoz de Dios hace un reclamo a los que tienen la misión de conducir al rebaño de Dios, pues estos pastores “dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-“.
            Frente a tal reclamo, y viendo la dureza de corazón de los “pastores” del pueblo de Israel, dice Dios: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países… Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá -oráculo del Señor-“. Dios mismo toma la iniciativa de pastorear a los suyos, y de prepara también buenos pastores para que pastoreen a su pueblo. Pero el pastor por excelencia vendrá de la descendencia de David, “un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia". Podemos ver en esta profecía al Cristo mismo, el “Buen Pastor” –como Él mismo dice de sí- que ya no será como los demás, sino que este Pastor –como dice el salmo 22-:  pastoreará al rebaño en verdes praderas; lo conducirá a fuentes tranquilas y reparará sus fuerzas. Y aunque el pueblo camine por cañadas oscuras, nada temerá, porque Él está con su pueblo y su vara y cayado lo sosiegan…
             Este Pastor, que es Cristo Jesús, por su misma sangre nos ha dado su paz, nos reconcilió con Dios, uniéndonos en sí mismo mediante la cruz, dando muerte, en él a todo lo malo y nos trajo la paz, su paz.
             Y este mismo Jesús es el que, en tiempo de los apóstoles, “sintió compasión del pueblo, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma”. Jesús nos da un ejemplo de quién es Dios para nosotros, nos muestra el rostro amoroso de Dios, que es compasivo y misericordioso, que busca a su rebaño para pastorearlo con gran cuidado y delicadeza.
            Alguien contemporánea a nosotros que vivió esta misma delicadeza en su pastoreo, de los que más necesitaban de Dios, era la Madre Teresa de Calcuta, de quien ponemos un breve testimonio de su vida de entrega y de intimidad con el Buen Pastor, Jesucristo:
‎"Querido Jesús, ayúdame a esparcir Tu fragancia por
dondequiera que vaya. Inunda mi alma con Tu Espíritu y
con Tu Vida. Penetra y posee todo mi ser tan completamente
que mi vida sólo sea un resplandor de la Tuya. Brilla a
través de mí y permanece tanto en mí de manera que todas
las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir Tu
presencia en la mía. Que al mirarme no me vean a mí, sino
solamente a Jesús. Quédate conmigo, y así comenzaré a
brillar como Tú brillas, a brillar tanto que pueda ser una luz
para los demás. La luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti, nada de
mí. Serás Tú quien brille sobre los demás a través de mí.
Que así Te alabe de la manera que Te es más agradable, brillando
sobre aquellos que me rodean. Que Te predique sin
predicar, no con palabras, sino con mi ejemplo, con la fuerza
atrayente, con la influencia compasiva de lo que hago,
con la evidente plenitud del amor que mi corazón siente
por Ti. Amén
" (De los escritos de Madre Teresa de Calcuta).

1 comentario:

Marian dijo...

Muchas gracias por tan buenas
reflexiones que alimentan nuestras
almas.
Dios le bendiga.