viernes, 25 de diciembre de 2009

Solemnidad de la Natividad del Señor



Hoy nos ha nacido el Salvador
Regocíjese todo ante el Señor

Is 52,7-10: Los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es Rey»!
Escucha, tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

Hb 1,1-6: Dios nos ha hablado por su Hijo.
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.»

Jn 1,1-18: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla,
y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:
éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
"El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Comentario a la Palabra de Dios

Queridos hermanos y hermanas en Jesús, el Dios con nosotros.
Muy feliz Navidad para todos y que el Señor hecho carne como nosotros esté ahora y siempre con ustedes.
Las lecturas de este día nos hablan de este Mesías anunciado desde antiguo y cuya profecía se cumple hoy con su nacimiento en la carne.
Isaías nos invita a alegrarnos porque el Señor vuelve su rostro a su pueblo, “el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios”.
Por otra parte, en la carta a los Hebreos se nos habla de la venida de Jesús en la carne por la predilección que Dios tiene por nosotros, sus hijos, la humanidad que Él mismo creó. Tanto nos ama que nunca se cansó ni se cansará de ingeniárselas para tenernos con Él, junto a Él, es un Padre bueno que hasta llega a la locura de enviar a su hijo hecho carne y pecado por nosotros para morir en la cruz y así redimirnos con su muerte victoriosa y su gloriosa resurrección. “Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo?».
¡¡Qué misterio más grande este Que Dios nos ame así con locura!!
Juan, en su prólogo al evangelio nos presenta, como en las obras griegas, un pantallazo de lo que será el desarrollo de la historia, de esta historia de salvación.
Nos dice que Jesús ya existía en el principio, Él era la Palabra, que estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios. “En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron”. Este Dios hecho hombre es el mismo Dios encarnado que nos trae la luz a este mundo que anda en tinieblas porque se ha olvidado de Dios. “La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron”. Ésta es la triste historia de nuestra realidad humana caída, que ha preferido vivir de continuo en la oscuridad en vez de optar por la Luz. Pero no todos la rechazan, por eso, “a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.
Es bueno que de nuestra parte OPTEMOS por Él, por su mensaje y escuchándolo lo pongamos en práctica pues la redención que Dios nos trae requiere de nuestro ¡Sí! dado con generosidad y constancia, no se trata de un voluntarismo sino de convicción en el mensaje de Dios, porque la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo, por eso sabemos que contamos con su ayuda.
Que esta Navidad nos ayude a replantearnos nuestra opción por Cristo Jesús, déjalo nacer en tu corazón, no te ocultes en las tinieblas, acepta la Luz que Él te trae para que seas suyo, todo suyo.
Que el Dios con nosotros nos descubra su rostro y nos conceda su paz, su gracia y su amor. Amén.

2 comentarios:

Nati dijo...

Hola soy Nati y he encontrado este blog como el que tira de una cereza, me gusta mucho porque me dá la oportunidad de esta más cerca de Dios o de Jesus,ultimamente no siento la necesidad de ir a escuchar la palabra y eso no me hace sentirme bie. Si tengo la necesidad de orar y de levantandome dando gracias y de ser cada día mejor persona pero en otra de las cosas que se me pide al ser Cristiana por convención no por obligación no me siento vinvulada puedes ayudarme?.
Enhorabuena por tú blog.
Yo tengo un blog al que me gustaría invitarte se llama: Los Cuentos de Nati. Si te gusta lo que ves quedaté sería un honor para mí.
Bueno amigo hasta pronto, te deseo lo mejor para todos los días de tú vída, besos Nati.


Quiero quedarme contigo
aunque no pueda hacer más
sólo en tí
encuentro la fuerza
para volver a empezar...

I X T U S dijo...

Hola Nati!! Gracias por pasarte por mi blog y por lo que escribiste, estoy para lo que necesites, y te felicito por este espacio mágico donde se puede soñar y expresar. Muy bueno lo que haces.
Y estoy para ayudarte en lo que necesites.
Dios te bendiga!