sábado, 1 de septiembre de 2012

Domingo XXII del Tiempo Ordinario – Ciclo B


Domingo 02 de Septiembre, 2012

Día del Señor
Ten piedad de mí, Dios mío
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

Primera Lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (4, 1-2. 6-8)
Moisés habló al pueblo, diciendo: - "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos,
 dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?".
 Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 14
"Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?"
 El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales  y no calumnia con su lengua. "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?"

El que no hace mal a su prójimo 
 ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?"

El que no presta dinero a usura
  ni acepta soborno contra el inocente  El que así obra nunca fallará.
"Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?"

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1, 17-18. 21b-22.27)
Mis queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
 Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (7, 1-8. 14-15. 21-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores"? Él contesto: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres." Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro".
 Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 Comentario a la Palabra de Dios
         Queridos hermanos y hermanas, que el Dios de la vida permanezca siempre con todos ustedes y que su paz de Cristo habite en sus corazones y sean signo de la presencia del Amor en medio del mundo por medio de la acción del Espíritu Santo.
         Los textos bíblicos de hoy nos ponen en confrontación con una realidad que vivimos a diario, y que muchas veces no nos deja vivir en autenticidad, traduciéndose en hipocresía.
         El Evangelio nos habla de algunos fariseos y escribas que se acercaron a Jesús con intención de cuestionarlo y criticar, viendo que algunos de sus discípulos comían con las manos sin habérselas lavado: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?” (Porque los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
         Jesús les contestó que Isaías había hablado ya de este tipo de personas pues: “¡Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.
         Moisés había hablado al pueblo ya antes, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir… Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos”.
         Pero estas leyes o normas de las cuales habla Moisés son normas necesarias para vivir, ¿por qué entonces Jesús se queja de los escribas y fariseos al hablar del cumplimiento de las normas? En realidad Jesús no se queja de cumplir las leyes prescriptas, sino del modo en cómo se aplican y en el modo en el cual viven, pues cumplen las normas a la perfección pero sus corazones están lejos del amor a Dios y al prójimo, pues se quedan en legalismos que matan el corazón y el espíritu.
         Por eso, el salmo nos invita a vivir en un modo diverso las normas y reglas de vida, pues el hombre que procede honradamente y obra con justicia ése es el que “es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente”.
         Pero en este camino de conversión y de amor genuino a Dios y a los hermanos no estamos solos sino que sabemos que aquello que recibimos es beneficio y que todo don perfecto viene de lo alto.
         Aceptemos con docilidad la palabra que Dios ha sembrado en nosotros y es capaz de salvarnos. Pongamos en práctica esa palabra y no nos limitemos a escucharla, así no nos engañaremos a nosotros mismos. “Pues la religión pura e intachable a los ojos de Dios consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido”.
         Vivamos ayudados de las normas y preceptos que Dios nos confía para ser mejores cristianos, pero vivamos al mismo tiempo en la libertad de los hijos de Dios, donde el amor prima por sobre la ley y da plenitud a la Ley.
         Que el Dios de la Vida y del Amor nos colme con su gracia para vivir en la plenitud del amor hacia él y nuestro prójimo. Amén.

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