lunes, 8 de diciembre de 2008

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


Hoy celebramos con toda la Iglesia la solemne fiesta de la inmaculada concepción de María. Es decir, el milagro de la concepción inmaculada de María en el vientre de su madre Ana.
Muchas veces confundimos esta fiesta con la concepción inmaculada de María al recibir a Jesús en su seno, en cambio, esta fiesta nos habla de que María fue concebida sin pecado alguno, sin pecado original ya en el vientre materno de su madre Ana.
Y esto ¿por qué?
Porque era éste el designio de Dios sobre María en previsión de que sería Ella la Madre de Jesús, es decir, María es preservada de toda mancha original ya en su misma concepción, en atención a los méritos de su Hijo Jesús, porque de Ella nacería el Salvador, Jesús.
Hoy es un día especial para preguntarnos ¿qué lugar ocupa María en nuestra vida? ¿quién es María en mi vida? ¿qué sentido tiene celebrar esta solemnidad para mí? y así podríamos hacernos muchas más peguntas para profundizar sobre la figura de nuestra Madre.
Hoy en día, en la sociedad en que vivimos, donde los valores verdaderos se van perdiendo, donde se pone todo en duda y hasta se hace burla de lo que es sagrado, es necesario volver a preguntarnos por el significado que tiene María para mí.
Celebrarla significa imitarla, para imitarla es necesario conocerla, y para conocerla es necesario ir a las Sagradas Escrituras, pues ya en el Antiguo Testamento hay textos que nos hablan de Ella, de su figura, de su maternidad divina, de su pureza. Los Santos Padres han sabido hacer una lectura veterotestamentaria de María purísima, como sucede en el texto de la zarza ardiente que arde y no se consume, y ante la cual Moisés queda maravillado, imagen de la pureza y de la virginidad de María.
Para comenzar a imitar a María en su entrega, en su Sí al Señor, hace falta adoptar su actitud de escucha, de silencio y acogida a la Palabra de Dios.
Que esta solemnidad, que se encuentra en medio del Adviento, nos ayude a crecer en el amor a María, en su amor maternal, en la solicitud por cumplir la voluntad de Dios, pues ya falta poco para su venida, para su nacimiento.
Que María sea el camino que nos lleve a Jesús.
Dejémonos llenar del amor de nuestra Madre, que llena de gracia, llena del AMOR, nos hace entrar en la contemplación de la encarnación del Hijo de Dios, y en la redención de nuestra débil humanidad.
Que este día nos ayude a “AMAR AL AMADO”, y que la contemplación de María nos ayude a contemplar al Amor (Jesús) que se da por entero a nosotros, asumiendo nuestra carne para que nosotros lleguemos a Dios.
¡Feliz fiesta de la Inmaculada Concepción de María!
Y ¡feliz continuación del Adviento!

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