jueves, 1 de enero de 2009

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS - Solemnidad


1° de ENERO

Lecturas: Núm 6,22-27; Sal 66; Gál 4,4-7; Lc 2,16-21

¡Queridos hermanos y hermanas en Jesucristo!
Muy feliz inicio del año 2009. Esta solemnidad de María Madre de Dios es una hermosa oportunidad para comenzar un año en la presencia de Dios y de la mano de María, nuestra Madre.

Si bien la solemnidad es de la Madre de Dios -la más grande de las fiestas de María, pues todas las demás gracias recibidas por parte de Dios fueron en vistas de esta maternidad divina, fueron en previsión de ser la Madre de Dios-, la primera lectura inicia, junto con el salmo, una antigua bendición del pueblo de Israel. Luego, las lecturas se centran en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios y de la maternidad divina de María.

San Pablo dice que cuando se cumplió la plenitud de los tiempos, Dios mandó a su Hijo, nacido de mujer, para que fuéramos hijos en el Hijo, y la prueba de esto es que Dios mandó en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abbá! ¡Padre! Por tanto, ¡no somos ya esclavos sino hijos, y si somos hijos, somos también herederos de la gracia de Dios!
Y todoe sto, sin ningún mérito de nuestra parte, sino sólo por el amor inmenso de Dios hacia nosotros, que ha querido adoptarnos como sus hijos en su Hijo.
¡Sí!, somos herederos de la gracia de Dios, por tanto, sepamos aprovechar de ella, no la despreciemos, éste es el sueño hermoso de Dios para cada uno de nosotros, que lleguemos a ser hijos en el Hijo.

El Evangelio dice que María guardaba todas estas cosas en su corazón, es decir, las conservaba como regalo especial del amor misericordioso de Dios, y siendo la Madre de Dios, supo vivir con humildad este inmenso don de Dios.
Creo que para comenzar este año impostado en las cosas del Padre eterno, sería bueno contemplar a María en su actitud e imitarla, pero también podemos hacer otra cosa más, y es pensar en María como Madre de Dios, pero también como Madre nuestra que es. Como decía una inscripción en un instituto de menores: “Sin una madre la vida no tiene sentido”. Pues bien, sin nuestra Madre, nuestra vida pierde sentido, pues es de su mano que llegaremos a Jesús (a Cristo por María).

Y por último, les dejo esta bendición antigua del pueblo de Israel, como bendición de mi parte y como deseo profundo para ustedes en este nuevo año que se inicia de la mano de María Madre de Dios y Madre nuestra:
“El Señor te bendiga y te proteja.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su gracia.
El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. Amén

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